La desaparición de trabajos está aumentando en forma exponencial, es decir a pasos acelerados. En poco tiempo hemos constatado la eliminación de los ascensoristas, las operadoras telefónicas y muchos obreros de fábricas de manufactura, que están siendo reemplazados por robots. En todo lado están desapreciando los cajeros bancarios y empleados de aerolíneas. En Japón, los meseros están siendo cambiados por cintas movedizas y hasta los chefs ya están siendo reemplazados por la robótica. Ahora están viendo amenazados sus empleos no sólo los trabajadores manuales, sino también quienes realizan labores de cuello blanco, como los periodistas, agentes de viajes, de bienes raíces, banqueros, abogados, médicos y contadores. Prácticamente no hay profesión que se salve. Todas están siendo impactadas, al menos parcialmente por la automatización del trabajo. Lo que está ocurriendo en el país con las aplicaciones móviles y su prestación de servicios de domicilios y transporte, es una evidencia que la tendencia se está marcando con celeridad en estas verticales, que es uno de los rubros en que gastamos buena parte de nuestros ingresos en la actualidad, mismos que se están reduciendo por el fenómeno de las aplicaciones que ofrecen servicios de entregas y taxi privado a menor costo. ¿Qué hacer? ¡Innovar!
Parecería ser la respuesta, de hecho existen en el país emprendimientos que podrían ayudar a nuestros taxistas a embarcarse en la tendencia de estos aplicativos móviles y sumados a un trato amable y precios competitivos, ya no tendrían que hacer paros; la propuestas es “crear o morir”.