¿Porque un Ministro, parte del bloque gobiernista de la Nación, se involucra en casos de borrachos transgresores de las leyes de transito? ¿Acaso no hay problemas más apremiantes en el Ministerio que lidiar con borrachos? ¿Acaso la Ministra no sabe que existe un escalafón de jerarquía de mando en la Policía de tránsito a quien podía haber delegado el asunto? ¿Acaso la Ministra asume que estos oficiales de tránsito no son lo suficientemente competentes para resolver los “pujos” de borrachos, por lo que estima que debe intervenir?
En el caso del borracho causante del altercado con los agentes de tránsito, sobresalen dos hechos:
Primero.- La Ministra del Interior, María Paula Romo, no le da el debido valor ni a su cargo de Ministra del Interior ni al precio que tiene su tiempo, el que debe ocuparlo en la solución de quehaceres más apremiantes que sofocan al Gobierno, día tras día. ¿Acaso la Ministra intervino porque el borracho mencionó que es hijo de un general?
Segundo.- Los agentes de tránsito, en este caso, han demostrado una completa ignorancia acerca de su capacidad legal como guardianes de la Ley de Tránsito. Ignoran lo que pueden y deben hacer en todas las circunstancias que se les presenten en el desempeño de su oficio, es decir, hacer cumplir la Ley de Tránsito, a todos los transgresores, llueve, truene o relampaguee, sean generales, sargentos o civiles, la ley es la ley. En vez de discutir, pongan al borracho en la cárcel, el sabrá como se defiende ante la ley y, Usted Ministra, ocupe su lugar.