Las necesidades son las madres de los inventos. Los realmente necesitados buscan inventar algo productivo que les saque de la pobreza y al fin lo alcanzan. Con los beneficios crean empresas cada vez más solventes que requieren personal más numeroso que trabajando deja atrás la miseria. Los contados que lo tienen todo por heredar o los muchos que incursionan dolosamente en la política, no conocen la necesidad y no tienen para que inventar nada, les basta con estirar la mano y vaguear después. Prodigios como Beethoven, Mozart o Tchaikovsky, no necesitaron de sofisticados equipos para crear su música y les bastó una flauta, violín o piano; aquellos célebres necesitados no aparecerán otra vez mientras dure el mundo. Leo en El Comercio de 16-07-07, dos editoriales titulados ‘La doble moral de la derecha’ y ‘La empresa privada’. El primero informa que “el Ecuador se pone a la vanguardia cuando aborda en Naciones Unidas el problema de los paraísos fiscales que serían culpables de un desvío de fondos equivalente al 30% del PIB”. “El Ecuador destaca en los últimos años por la expansión de su economía y el fortalecimiento del Estado en relación al cumplimiento de los derechos de la ciudadanía” “Aquellos detractores del Estado, se las rebuscan para evadir sus obligaciones”. El segundo resalta la “inventiva, esto es la imaginación creadora que es una de las notas distintivas del ser humano”. “La empresa libre como mancha de aceite genera puestos de trabajo, multiplica negocios, paga impuestos, incide en la educación de la gente y en su nivel de vida, presiona implícita o expresamente para la dotación de servicios públicos, genera ciudadanía”. Todos sabemos que la crisis angustiosa que vive el país no se resolverá encontrando los paraísos fiscales, solo en localizarlos se nos iría la vida. Si los acaudalados tuvieran leyes y reglas claras con justicia verdadera que impida que les roben su plata, no tendrían para que hacer el viaje en busca del paraíso. La crisis se acabará cuando haya una aceptable democracia que respete a la gente, le dé trabajo y le deje opinar sin amenazas, y los pícaros vayan a donde siempre debieron estar: a la cárcel.