Deseo abordar en esta carta algo que se está generalizando en nuestra sociedad y que depende de nosotros tomar correctivos porque no nos lleva a ningún fin satisfactorio. De hecho, para muchos lectores no será nada nuevo.
Es frecuente en quienes realizan actividades laborales y académicas que cada vez aumenta el cansancio o fatiga crónica. A este también se lo conoce como síndrome de Burnout. Se caracteriza por un decaimiento físico y mental; cansancio crónico, desesperanza y vacío emocional. Los pacientes refieren irritabilidad, pérdida de la capacidad de disfrutar y actitudes negativas.
Esto, obviamente, genera baja autoestima. También se presentan dolores de cabeza, alteraciones intestinales, en el sueño, concentración y memoria. Esto lleva al abuso de sustancias ‘energizantes y/o estimulantes’ con propensión a generar trastornos mentales. Igualmente, es característico que las personas se aíslen socialmente y su mundo se vuelva monótono y repetitivo.
Las principales causas son el estrés alto e in crescendo y actividades en nuestra sociedad con cada vez mayores exigencias externas e internas, trabajar en lugares ruidosos con poca ventilación, malas relaciones con compañeros y actitudes perfeccionistas. Lo mejor es relajarnos y salir de esa “selva de cemento” cuando sea posible, llevar una vida sana, tener amigos y familiares que nos brinden una interacción permanente.
Recordemos que ser trabajadores responsables y profesionales eficaces no se logra necesariamente con trabajar mucho. No descuidemos nuestro bienestar, y el sentirnos bien.