Los derechos

No hay clase de seres humanos más crueles que una burocracia dominante acostumbrada a sus dorados privilegios. Entre ellos: no tener que rendir cuentas y sentirse impunes, que se cree, a fuerza de repetirlo a diario, una ‘élite revolucionaria’ y que de pronto se siente amenazada en su ‘buen vivir’ por un pueblo- masa relegado que ahora tiene oportunidad para manifestarse: la gota que derramó el vaso. Las dos últimas leyes propuestas y retiradas hay que verlas como puntos intermedios, no solo por el temperamento del Presidente, sino por encuadrarse dentro del voraz intervencionismo estatal. Todos estamos de acuerdo en la equidad social, y, lo más importante –que no es igual– en la disminución de la pobreza como un imperativo nacional; sin embargo, sus alegatos no resultan creíbles frente a una desnutrición infantil del 25%, y con índices económicos a la baja, tras ocho años de despilfarro. ¿Qué hay de los elefantes blancos, contratos a dedo y viajes de lujo? Señores, hay manzanas que se aferran a la rama hasta los últimos días del otoño, en espera de la tempestad para desprenderse. El verdadero estadista sabe retirarse a tiempo en bien de todos. Y para los que dudan, hay un derecho consuetudinario en el país.

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