En el socialismo del siglo XXI, los gobiernos totalitarios controlan todos los poderes del Estado, a los cuales les han transformado en armas de persecución. Unas armas causan mayor destrucción que otras.
En el correísmo el sistema judicial persigue a quienes discrepan con su ideología y buscan transparencia, así lo ha hecho contra medios de comunicación independientes, como el diario El Universo, radio Visión, Democracia etc. Además es implacable contra los que denuncian la corrupción como Kléver Jiménez, Fernando Villavicencio y muchos más, pero es permisivo con sus afines para dejarlos escapar como a los “capayas”. La Corte Constitucional y Participación Ciudadana frustraron a la juventud de los “yasunidos”, pero facilitaron la reelección indefinida y han sido indolentes ante el abuso de poder.
La contraloría y fiscalía han facilitado la impunidad de muchos casos de corrupción. La asamblea no ha fiscalizado durante diez años y las leyes que ha elaborado han servido para incrementar impuestos en contra del pueblo. Pero el arma más letal es el Consejo Nacional Electoral, porque tuerce la voluntad soberana del pueblo al imponer a otro candidato. En Venezuela Tibizay Lucena presidenta del CNE, favoreció a Maduro en las elecciones, quien ha destruido al país por su incapacidad de gobernar y castiga a los venezolanos con la escasez de alimentos, medicinas, desempleo, pobreza, represión, inseguridad e inflación imparable.
Se dice que el pueblo tiene el gobernante que se merece. Por esta razón, preocupado del futuro del país, hago un pedido cívico a los partidos que cumplan con su obligación legal y patriota de impedir el fraude el 19 de Febrero. Ustedes tienen la estructura, sus afiliados, la logística, los recursos económicos y la experiencia jurídica y constitucional. Después no le culpen al pueblo.