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Cartas al Director / 19 de marzo del 2023

¡Un poder oprobioso!


El Legislativo, es el primer poder del Estado. Es constitutivo y se lo ejerce a través de la Asamblea Nacional. Las permanentes pugnas y divisiones que estallan en su interior dejan una imagen nefasta para quienes de verdad, como ciudadanos, nos preocupamos por el destino de la patria. Únicamente hemos encontrado “puertas cerradas”, detrás de las cuales se han hospedado las posturas de quienes solo han ido en procura de “desquites”, y buscando réditos politiqueros. En algún momento, pensamos, que había desaparecido, y para siempre, el carcoma divisionista entre la clase política. Pero esto es una ilusión. No encuentran el camino para solucionar asuntos encaminados a satisfacer las necesidades que exige la solidaridad democrática, a través de un sistema en el que convivan la autoridad ejecutiva, legislativa y judicial, en plena y auténtica libertad de derechos. Los últimos acontecimientos, han llenado de escarnio y vergüenza al país, protagonizados por los que dicen pertenecer al “Primer Poder del Estado”. Un afán desmedido por causar daño, inútiles juicios políticos e intentos golpistas. Y lo único que consiguen por desgracia, es proyectar una pobre imagen de un país sin orden, donde reinan el caos y la anarquía, con una democracia pisoteada y mancillada. Alejan la inversión extranjera y el Riesgo País es cada vez más alto. ¡Señores legisladores, ustedes no tienen el menor sentido de patria, primero están los sagrados intereses del país! 

Fabián Pérez de Castro


“Nicaragua se ha convertido en una máquina de terror”


Después del derrocamiento de Somoza, comienzan a tomar el poder los sandinistas y aparecen en este grupo, como sus dirigentes, dos hermanos Ortega. Uno de ellos, junto a su compañera, gobierna actualmente el país, gracias a que el Cardenal Obando buscó la “conciliación”, y con su ayuda se superaron varios problemas, principalmente el reproche a los dirigentes por apropiarse de la riqueza de Somoza; pese a la pobreza de los ciudadanos. Sin embargo, el Frente Sandinista parece haber olvidado este hecho y trata a la Iglesia como “enemiga de la revolución”. Algo que ha llevado a Daniel Ortega a cometer actos reprochables, que comenzaron en 2022, con la expulsión de grupos religiosos (Misioneras de la Caridad); ataques al clero; el incendio de la catedral de Managua; el cierre del canal de la Conferencia Episcopal y provocar la muerte de más de 350 personas, por protestar ante los abusos de la policía. Los apresamientos a políticos que no son de la oposición, pero se les acusa de que “no le apoyan”, han sido motivo de denuncias ante la ONU por “violaciones generalizadas” a los derechos humanos. Los presos políticos son más de 180, 222 desterrados, 84 asilados y varios ejecutados extrajudicialmente. Les ha quitado la nacionalidad a varios ciudadanos, olvidando que “la patria se lleva en el corazón y no se la puede quitar con un decreto”, como lo dice el Presidente chileno. Ha llegado al extremo de condenar a 26 años de cárcel al Obispo que se negó a subir al avión de los que se iban a expatriar, “sin haber ninguna fórmula de juicio”, pese a que los DD. HH. prohíben el destierro y ser sancionado si el delito no está “tipificado con anterioridad”, a más de calificar a la Iglesia de “mafia” o sea una asociación secreta de malhechores. Pienso que su veneno mental, le llevará pronto al sepulcro. 

Iván Escobar Ciscneros