Empatía
Ya se terminó la época de los abrazos, ya hay ganadores, por favor guarden las armas y saquen la inteligencia, los únicos que triunfaron son los que resultaron electos, no ustedes ni yo, así que no seamos crueles, no nos alegremos de los miles que se quedarán sin trabajo.
Todos tenemos alguien detrás y nadie puede reírse de la desgracia ajena, pues puede alcanzarle el karma, ese padre es el sustento de su hogar, ese hijo cubre los gastos médicos de sus padres, esa mujer es el único apoyo de su hijo, aquella muchacha es de provincia y vive sola, se paga la educación y cubre sus gastos con las justas, ese caballero se quedó solo, ella es sostén de hogar y está endeudada, trabaja sin descanso para sobrevivir.
Hay mil historias que no sabemos, no juzguemos, ni nos burlemos, ahora están muchos de la vereda contraria y quizás les toque cruzar la calle, no sabemos cuántos niños se quedarán sin comer, sin estudios, cuántas familias no podrán cubrir sus necesidades, cuantos seres humanos no podrán poner pan en su mesa o no podrán pagar su techo, cuantos están enfermos y se quedarán sin medicina, así que silencio…
Nunca es tarde para ser empático, si usted tiene trabajo o gracias a quienes ganaron va a tener trabajo, ¡felicitaciones! Aproveche, trabaje duro, gánese cada centavo, pero nunca se alegre de quien se queda desempleado… ore, pida, desee, que esa persona encuentre trabajo pronto, comprenda que un ser valioso es aquel que siembra porque cosechar puede cualquiera… usted sea luz, que todo en la vida vuelve, uno nunca sabe de quién necesitará.
Aissa Pazmiño Real
Quien mucho abarca poco aprieta
El proverbio le queda bien a Correa que nos aplicó el fraude el 5 de febrero de 2023. Siquiera una preguntita como la de disminuir el número de vagos (asambleístas) era de que raye SI para disimular, pero no, olvidó aquello de que la ‘codicia rompe el saco’ y negó las 8, despertando la duda entre los ‘generosos’ incluido el presidente, que breve, breve aceptaron la derrota demostrando el pánico que le tienen al ladrón. Desde que Lasso reveló las preguntas, el delincuente ordenó los resultados que tenían que cumplirse a rajatabla, sin importar si el triunfador estaba enjuiciado, acusado, glosado o con grillete.
Así las cosas, encendidas las alarmas se avivaron las rebeldías y la mayoría de ecuatorianos que aún confiaban en la honradez de los jueces, sienten lesionado su orgullo y empiezan a protestar y a rodear ese viejísimo antro de picardía llamado Consejo Nacional Electoral para exigir justicia y empezar por la destitución de Atamaint la culpable del relajo.
Las pruebas van, desde la detención de un ciudadano metiendo groseramente en la urna un ‘guango’ de papeletas con el NO, las denuncias de fraude del vicepresidente del CNE Ing Pita, la constancia de las advertencias no escuchadas de la empresa rectora de la votación telemática, de que se iba a producir un fraude y el encuentro de un centro paralelo dentro del mismísimo CNE de Guayaquil, donde se elaboraban las actas falsas del fraude y que nadie sabía; como si yo no supiera que existe la cocina de mi departamento, hasta las sofisticadas explicaciones que nos dan los técnicos de las maquinitas chimbas, demostrando como, con solo aplastar un botón, los votos de Juancho van para Pancho. La investigación debe ser a todo el proceso y sus candidatos, en cada mesa había un pícaro bien pagado.
La pregunta es: ¿cómo saldrán de este lío los ‘triunfadores’ como Muñoz, Pabón y Aguiñaga, que ríen de oreja a oreja y por poco empiezan a gastarse el respectivo presupuesto en recobrar las inversiones y pagar las glosas?
Yo encarcelaría a los delincuentes con posgrado en trampas y repetiría las elecciones aplicando los trucos a mano del cubano Aurelio Baldor, ese maestro que nos hacía llorar en el colegio.
Carlos Mosquera Benalcázar