Cooperativas: Un factor clave para erradicar el hambre y fomentar un futuro sostenible
En 2012, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el Año Internacional de las Cooperativas, como forma de reconocer su papel esencial en la economía global y el desarrollo sostenible. Desde entonces, cada primer sábado de julio se celebra el Día Internacional de las Cooperativas. Este año, celebramos este día bajo el lema: “las cooperativas construyen un futuro mejor para todas las personas”.
En un gesto significativo, además, se ha decidido declarar nuevamente 2025 como el Año Internacional de las Cooperativas, subrayando su continua relevancia de estas organizaciones.
Las cooperativas, especialmente en el sector agroalimentario, juegan un papel crucial en la lucha contra el hambre y la malnutrición. Este tema es particularmente importante en América Latina y el Caribe. Actualmente, la seguridad alimentaria y nutricional es una preocupación creciente en la región. Según el informe SOFI 2023, la subalimentación alcanzó el 6,5% en 2022, afectando a 7,2 millones de personas en América Latina y un alarmante 16,3% en el Caribe. Estos datos subrayan la urgencia de encontrar soluciones efectivas y sostenibles para combatir el hambre.
La FAO ha identificado a las cooperativas como aliados clave en esta lucha, destacando la importancia de la agricultura familiar en la cadena agroalimentaria. Este enfoque no solo ayuda a reducir las asimetrías de poder y la promoción del trabajo decente, sino que también fortalece la gobernanza territorial y fomenta alianzas público-privadas.
En abril de 2023, la Asamblea General de Naciones Unidas adoptó una resolución para promover la economía social y solidaria como un medio para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La FAO apoya firmemente esta resolución, reconociendo que la economía social y solidaria puede impulsar la cooperación voluntaria, la ayuda mutua y la gobernanza democrática y participativa.
La oficina regional de la FAO trabaja arduamente en la agenda cooperativa para transformar los sistemas agroalimentarios. Con más de tres millones de cooperativas en el mundo y 28 mil en América Latina y el Caribe, el impacto de este modelo es indiscutible. Estas cooperativas reúnen a seis millones de cooperados, potenciando el emprendimiento, el empoderamiento económico, y promoviendo el desarrollo sostenible e inclusivo.
La importancia de las cooperativas radica en su capacidad para estimular la gobernanza y el desarrollo territorial, siendo motores para la transformación de los sistemas agroalimentarios. La FAO ha trabajado en mejorar la institucionalidad y los marcos normativos, colaborando con diversas organizaciones y especialistas para presentar la Ley Modelo para Cooperativas Agroalimentarias ante el Parlamento Latinoamericano y Caribeño (PARLATINO). Esta ley busca fortalecer los mecanismos y marcos institucionales que promuevan la asociatividad y la identidad cooperativa con un enfoque de igualdad e inclusión.
Asimismo, la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe está renovando un Memorando de Entendimiento con la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) para continuar fortaleciendo el modelo cooperativo, celebrando más de 15 años de trabajo conjunto.
Este trabajo debe continuar. Como organización hacemos un llamado a continuar potenciando estas alianzas, destacando su rol como agente acelerador en el cumplimiento de los ODS y como un aliado esencial en la lucha contra el hambre. El futuro de la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible en nuestra región depende en gran medida del fortalecimiento y apoyo a las cooperativas como parte de una serie de instancias en las que debemos continuar trabajando por un futuro mejor para todas y todos.
Luiz Beduschi, Oficial Principal de Políticas en Desarrollo Territorial de la FAO para América Latina y el Caribe
Los recuerdos nunca se olvidan
Recordar es vivir, lo que significa que hacerlo nos predispone a revitalizarnos, a alegrarnos, a sentir que todavía podemos percibir ese inefable momento de traer a nuestros recuerdos hechos inolvidables y también por qué no situaciones que pudieron a lo mejor ser negativas, desalentadoras o que no quisiéramos recordar; sin embargo, ahí están presentes cómo que las estuviéramos viviendo este instante.
Cada día al levantarnos o mientras trascurre el día quizás cuando pensamos ya descansar y proponernos a dormir, pueden venirnos recuerdos de cualquier época de nuestra existencia y es cómo que por nuestra memoria circularan momentos que vivimos y que sus recuerdos pueden traernos nostalgias o tal vez pesadumbres, si aquellos no fueron de buenos momentos vividos, pero si, por el contrario, son de los que significaron alegría y felicidad cuando sucedieron, se hacen presentes reconfortándonos y creándonos una sensación de mucha plenitud.
Un proverbio celta decía: “El recuerdo no envejece” y cómo decían los clásicos: “Lo que permanece en el recuerdo, nunca muere”, es decir, volvemos a lo anterior que he manifestado, o sea “recordar es vivir”, aunque no se pueda vivir solo del recuerdo.
Es lamentable que por el transcurso de los años y por situaciones de la vida, se ven casos de personas conocidas que habiéndose siempre sentido muy lúcido y de gran vitalidad, de repente comienzan ya a no recordar las cosas presentes, peor los momentos vividos y si causa mucho pesar y desazón y si nos hace meditar sobre la transitoriedad de la vida y de las circunstancias personales a las que cada uno de nosotros debemos estar conscientes de su presencia real y tangible, por eso que mejor que aprovechar estos momentos que todavía la vida nos permite sentir y percibir de esos inefables instantes de recuerdos buenos y malos, pero parte integrante de nuestra propia y genuina individualidad.
Gabriel García Márquez dijo: “Recordar es fácil para el que tiene memoria, olvidarse es difícil para quien tiene corazón”.
Hernán Patricio Orcés Salvado