La mega explosión que sacudió al Valle de Uravía
Corría el año de 1964 y en el Ecuador, el gobierno “de facto” de la Junta Militar, conformado por cuatro miembros de las Fuerzas Armadas, se había tomado las riendas del poder, luego de la estrepitosa caída del doctor Carlos Julio Arosemena Monroy, que, a su vez, había reemplazado al doctor José María Velasco Ibarra, quien tampoco pudo terminar su cuarto mandato presidencial. En el valle de Uravía, ubicado en la parroquia de Checa, a unos cincuenta kilómetros de la ciudad de Quito, transcurría normalmente el último día de labores del mes de marzo de ese año, con la elaboración de las famosas “puntas” que se obtenían de la caña de azúcar, luego de pasar primero por la molienda, para seguir con la fermentación del “guarapo”, y que finalmente se lo destilaba en los alambiques de la hacienda, con la vigilancia permanente de los guardias de estanco del gobierno. Durante ese día se habían sentido fuertes movimientos sísmicos y se habían escuchado extraños sonidos que salían del interior de la tierra, lo que mantenía atemorizados a todos los trabajadores de la hacienda que vivían en el valle y que conocían de la furia de la madre naturaleza, la Pachamama. Una vez finalizada la jornada laboral, a eso de la media noche del martes 31 de marzo de 1964, se recrudecieron los movimientos sísmicos hasta que se produjo una tremenda explosión subterránea que arrasó con más de tres hectáreas de sembríos de caña de azúcar, lanzando a gran altura una inmensa cantidad de piedras, seguida de muchísima agua, a manera de una erupción volcánica. Los moradores del valle se despertaron aterrorizados en la oscuridad de la noche y lo único que lograron hacer es subir a las colinas circundantes del valle, para evitar ser arrastrados por el río Uravía que alcanzó un nivel nunca antes visto, por la cantidad de agua que salió del cráter provocado por esta súbita explosión. Todo este relato, que parece salido de alguna novela de ciencia ficción, se encuentra debidamente documentado en una nota de prensa del diario El Comercio, de fecha martes 28 de abril de 1964, titulada de la siguiente forma: “Fuerte movimiento sísmico hundió sector de Hacienda Uravía Grande: El Quinche. Posterior a esa explosión de origen desconocido, ha habido otras explosiones menores – la última hace tres años -, y es posible que ocurran nuevos eventos sísmicos en el valle de Uravía, por la cercanía al cerro Puntas – las quebradas son fallas geológicas -. Y por la presencia de aguas subterráneas que se acumulan en cavidades y fracturas, generando gran presión que puede llevar a nuevas explosiones, con expulsión de agua y rocas, como sucedió en el año 1964. De regreso al año 2024, nos encontramos con la sorpresa de que la Empresa Pública Metropolitano de Agua Potable y Saneamiento (EPMAPS), a pesar de este gran riesgo geológico existente en el valle, persiste de manera sospechosa y altamente peligrosa – por decir lo menos -. En continuar con el proyecto de construcción de una planta de tratamiento de aguas residuales (PTAR) para el sector de Checa, sobre este frágil ecosistema, ubicado en una falla geológica, como es el valle de Uravía.
Alfonso López J.