¿Fue un Debate?
En un país, supuestamente civilizado como el nuestro, estamos conscientes y seguros de que un debate presidencial tiene como principales objetivos: conocer propuestas, despejar dudas, establecer metas, llegar a consensos, etc. Siempre y cuando estos repercutan en beneficio del país y, más aún, cuando se trata de un debate tan definitorio como el que enfrentan dos candidatos a la primera magistratura del país.
Lástima que, en este último no pudimos percibir, a ciencia cierta, estos apremiantes temas que, como ecuatorianos nos atañen directamente pues, el fallido debate estuvo marcado por los cuestionamientos, acusaciones, difamaciones, mentiras, controversias, descalificaciones, agresividad, calumnias, hasta groserías e insultos. En resumen, lo fue todo, menos un debate con dignidad, altura y respeto, como la audiencia ecuatoriana se merece.
Todo lo ocurrido fue realmente insólito y descabellado, un verdadero acto circense con dos actores dispuestos, por un lado, a descalificar y defenestrar a su contrincante y, por el otro, a defenderse de las acusaciones; con cero propuestas o planes de gobierno, pero colmado de injurias, irrespeto, groserías y otros ingredientes desagradables.
Esta falta de seriedad, ética y profesionalismo lo que consiguió fue que la audiencia, ansiosa y esperanzada por conocer propuestas para definir su voto, quedara atónito, menos informado, desconcertado y más indeciso que nunca.
Todo se manejó entre: ataques, por un lado, y defensa por el otro, tal como si hubiesen estado en un ring de boxeo.
En fin… el pueblo sabrá a quién y porque lo elige.
Fabiola Carrera Alemán
Inspirando a la nueva generación desde el legado Vicentino
Aunque no fui vicentino, estaré allí el 17 de mayo de este año para apoyar este gran proyecto que celebrará el éxito de estudiantes del Colegio Vicente Rocafuerte, inspirando a la juventud a alcanzar su máximo potencial y empoderar a la nueva generación para que siga los pasos de expresidentes que han dejado una huella duradera en el país, guiándolos en su camino hacia el servicio a la nación. Aunque no fui vicentino, mi familia, como mi papá y tíos, sí lo fue, y celebrar con ellos esta alegría tan grande es un testimonio inspirador que refleja su dedicación y pasión.
Un proyecto con gran potencial para enriquecer la historia ecuatoriana, inspirando a la nueva generación a recordar a los expresidentes que han dejado una huella duradera en el país y guiando a la juventud en su camino hacia el servicio a la nación.
Juan Carlos Andrade Rodas