Ha llegado el momento de hacer realidad el “derecho a los alimentos” en favor de una dieta saludable, nutritiva y asequible (Parte 2)
En numerosos países, en todas las regiones, la FAO colabora con las comunidades pesqueras y los gobiernos locales para ampliar la protección social y la inclusión económica de los más vulnerables y les ayuda a diversificar su producción, generar fuentes de ingresos alternativas y conectarse a los nuevos mercados. La inflación, especialmente en períodos de inestabilidad económica, puede dar lugar a la falta de asequibilidad de los alimentos. En algunos países africanos, por ejemplo, las iniciativas de la FAO incluyen transferencias de efectivo a los hogares más pobres, lo que les ayuda a poder comprar alimentos en momentos de hiperinflación. La crisis climática plantea una amenaza significativa para la seguridad alimentaria mundial. La irregularidad de los patrones meteorológicos y los desastres naturales pueden devastar los cultivos y el ganado. Por ejemplo, en algunos países de Asia, la FAO ha introducido técnicas de agricultura climáticamente inteligente para ayudar a los agricultores a adaptarse a los cambios de las condiciones climáticas, asegurando una producción constante de alimentos. Además, al colaborar estrechamente con los gobiernos, la FAO contribuye a la elaboración de marcos jurídicos y ha ayudado a formular políticas nacionales encaminadas a garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición para todos. Se necesita una acción colectiva, pero no solo es a los gobiernos a los que pedimos que participen en esta lucha. La acción colectiva puede impulsar un cambio sustancial, con la colaboración mundial de todos los sectores y todos los asociados, a saber, gobiernos, el sector privado, el mundo académico, la sociedad civil y las personas individuales. Y especialmente los jóvenes, pues tienen derecho a un futuro con seguridad alimentaria. Ellos diseñan y deciden el futuro. Todos los llamamientos derivados de la Cumbre del Futuro de las Naciones Unidas vienen determinados por sus acciones.
Los agricultores pueden marcar la diferencia mediante la práctica de una agricultura sostenible que mejore la biodiversidad y gestione los recursos naturales de manera responsable. Las empresas pueden hacer que los alimentos nutritivos y diversos disponibles sean más asequibles. El mundo académico y la sociedad civil pueden pedir cuentas a los gobiernos mediante la recopilación de datos, la identificación de esferas de mejora, la aplicación de soluciones científico-técnicas y la medición de los progresos realizados hacia el logro de las metas. La ciencia y la innovación, en particular las tecnologías de la información (TI), la biotecnología, la inteligencia artificial (IA) y la agricultura digital, y otros, serán una fuerza decisiva para la transformación de los sistemas agroalimentarios. Por último, todos nosotros como consumidores podemos y debemos desempeñar nuestra función para reducir la “huella alimentaria”, practicando estilos de vida saludables, alzando la voz para influir en la toma de decisiones, reduciendo el desperdicio de alimentos y fomentando la diversidad de los alimentos. Este Día Mundial de la Alimentación nos permite renovar nuestro compromiso de crear sistemas agroalimentarios más eficientes, más inclusivos, más resilientes y más sostenibles que respeten el derecho de todos a alimentos variados y nutritivos. Juntos podemos retomar el camino hacia el cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible —nuestro compromiso común de adoptar medidas en favor de las personas, el planeta y la prosperidad—. Podemos lograrlo mediante la transformación de los sistemas agroalimentarios mundiales para garantizar las cuatro mejoras: una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor, sin dejar a nadie atrás. Nuestras acciones son nuestro futuro.
QU Dongyu, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura