Presencia de Petro en Quito
Profunda extrañeza nos causó la presencia del Presidente de Colombia, Gustavo Petro, en la posesión del señor Presidente del Ecuador, Daniel Novoa, para su período completo al frente de los destinos de la República por una abrumadora mayoría de los ecuatorianos. Ningún político sabe verdaderamente la razón de la apariencia de Petro, pero es fácil deducirla. Un periodista, al salir de la posesión de Noboa, le preguntó, “que si él (Petro) seguía pensando que en la elección de Noboa hubo fraude”. Y la respuesta de Gustavo Petro fue: “Glass es perseguido político”, y se fue. Es fácil deducir que Petro vino al Ecuador a cumplir una consigna política mandada por quien repite lo mismo a donde va, el prófugo de Bélgica, narcorrea. Qué pena por Colombia que tiene un presidente mandadero, recadero de la corrupción.
Gustavo Chiriboga Castro
Docentes frente a ChatGPT
La inteligencia artificial, especialmente herramientas como ChatGPT, ha llegado a las aulas para quedarse. Sin embargo, su uso por parte de los profesores está generando nuevas preguntas y preocupaciones entre los estudiantes, quienes esperan una educación auténticamente humana.
Recientemente, se han dado casos en los que alumnos descubren que sus profesores usan IA de manera evidente para planear clases o dar retroalimentación. Esto ha llevado a que algunos estudiantes realicen reclamos hacia autoridades de sus instituciones, pues sienten que no están recibiendo el valor humano que esperan de su formación.
El problema no es la tecnología en sí, sino la manera en que se utiliza. Cuando los docentes dejan en manos de la IA tareas esenciales, como revisar trabajos o dar retroalimentación sin supervisión, se corre el riesgo de perder la confianza del alumnado y de afectar la reputación de la institución.
Además, la IA puede cometer errores, ofrecer información incorrecta o incluso poner en riesgo la privacidad y la propiedad intelectual de los estudiantes. Por eso, el uso indiscriminado y poco ético de estas herramientas puede resultar contraproducente tanto para profesores como para alumnos.
No obstante, la inteligencia artificial puede ser una aliada valiosa si se emplea con responsabilidad y transparencia. Por ejemplo, puede ayudar a automatizar tareas repetitivas, detectar errores gramaticales o adaptar contenidos al nivel de cada grupo, permitiendo que el profesor se enfoque en la enseñanza personalizada.
La clave está en la honestidad: los profesores deben informar claramente a sus estudiantes cómo y para qué usan la IA. Así se evitan malentendidos y se fortalece la confianza en el proceso educativo.
En conclusión, la inteligencia artificial debe ser vista como una herramienta de apoyo, nunca como un sustituto del docente. La esencia de la educación sigue siendo la interacción humana, la empatía y el acompañamiento personalizado que solo un buen profesor puede brindar.
Roberto Camana-Fiallos