Ni una palabra sobre la veracidad de los chats de Verduga
Luego de la publicación de los chats encontrados en el teléfono de Augusto Verduga, ex consejero de participación ciudadana, ha reinado un silencio abrumador sobre la veracidad de los mismos.
Este silencio no es más que una aceptación tácita de que los mismos son auténticos.
Penoso el constatar, de esta manera, los manejos oscuros que cierto grupo político hace para beneficiar sus intereses, grupales y particulares.
Es contrario a la ley, creada precisamente por ese mismo grupo, que los integrantes del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, sean parte de partidos o movimientos políticos, sin embargo, en una demostración de prepotencia y queme importismo ciudadano, se atropella leyes de su propia gestación. Estas actuaciones descalifican a cualquier grupo político para poder gobernar o siquiera para tener legisladores.
Por otro lado, además de atropellar la prohibición para los consejeros de tener auspicio de partidos o movimientos, lo que de pro sí es sumamente grave, se añade los manejos delincuenciales para acaparar organismos del Estado. No es posible que se trate organismos estatales cual si fueran un botín político, y lo que es peor, con finalidades de cometer delitos en beneficio de dicho grupo, y, con escalada preavisada hacia el apoderamiento de los organismos de justicia, con la finalidad de lograr impunidad para algunos miembros del partido en cuestión, condenados por la justicia ecuatoriana.
Todas estas acciones, evidenciadas en los chats, representan actuaciones de poco nivel moral, ético.
El solo hecho de que nadie de los dirigentes de ese partido político haya salido a desmentir lo dicho, es una clara indicación de la veracidad de los chats, y, de la complicidad participativa en los actos evidenciados.
Personalmente, considero que quienes así actúan, no merecen la confianza del voto de los ecuatorianos.
José M. Jalil Haas