Democracia interna: una mojiganga
La mojiganga, de acuerdo al diccionario, es: 1.- Obra teatral muy breve, de carácter cómico, en la que participan figuras ridículas y extravagantes, y que antiguamente se representaba en los entreactos o al finalizar el tercer acto de las comedias. 2.- Acción burlona o lúdica. Este es el espectáculo al que el Ecuador está obligado a presenciar, con base en un reglamento, mal llamado código de la democracia.
Se observa que, en una pompa exagerada, las agrupaciones políticas hacen alarde de “cumplir con los estatutos, o con las disposiciones del código de la democracia”, agrupando a una cantidad de personas en un acto que no representa nada, en el que a duras penas levantan la mano y la voz quienes están aleccionados para eso, y, llegan a imponer la voluntad de uno solo, o de un grupo que maneja la situación.
¿Por qué el código de la democracia no contempla que las elecciones internas se hagan con papeletas? Pues porque precisamente fue hecho para que sea manipulable, que sea útil a las camarillas, que sirvan para vulnerar la voluntad democrática.
Sinceramente, creo que el código de la democracia fue una creación delincuencial, cuya finalidad es sumir a los pueblos en una verdadera debacle, con candidatos que no están preparados para servir al pueblo, sino para servirse del pueblo, con candidatos que no cumplen con los requisitos mínimos de educación o formación, ya lo vivimos con asambleístas que no sabían ni leer el papel que les escribían, y, con asambleístas que proponen la nominación del día del biscocho como gran logro, o que accedan a tramitar la ley de protección de animales no humanos, sin pararse a pensar en su propia dignidad.
No es aceptable que la democracia sea pisoteada permitiendo candidaturas de cuasi analfabetos, o que se permita una proliferación de candidaturas para permitir que una o dos candidaturas lleguen a una segunda vuelta (en el caso de los presidenciables) con votaciones risibles, o que se tenga alcaldías y prefecturas con veinte y dos por ciento o veinte y cinco por ciento (que no son mayoría de la población en absoluto). Estos resultados son una verdadera vulneración o burla a lo que se debe entender como democracia. Todo ese bendito código de la democracia estuvo hecho por verdaderos analfabetos democráticos. Debemos tener presente quienes hicieron ese código de la democracia, cuáles son las condiciones que nos obligan a vivir, y, negarles nuestro respaldo electoral.
José M. Jalil Haas