Los ilógicos y su lógica
No existe la posibilidad de que un dogmático, un fanático, pueda pensar con lógica. La parte mala de esto es cuando se trata de imponer a los demás razonamientos completamente ilógicos.
Con motivo de la segunda vuelta electoral en Ecuador, un expresidente, líder del partido político que perdió las elecciones con una diferencia de más de 10 por ciento, salió a decir, muy orondo, que no era lógico que su candidata obtenga en la segunda vuelta, el mismo porcentaje que obtuvo en la primera vuelta.
Parece que el señor Correa, que es quien así se pronunció, desconoce la ley básica de la causa y el efecto, sustento fundamental de las deducciones lógicas. Si en realidad hubiera estudiado en profundidad la economía, que entiendo es su profesión, no podría desligar la ley básica antes mencionada, de los aconteceres políticos.
No fue capaz de analizar, antes de emitir ese criterio, con apariencia de sabiduría política, cuáles fueron las acciones que pudieron ser la causa del efecto del no crecimiento del porcentaje de votos, a pesar de que hubo muchos pronunciamientos en los cuales se dejaba en claro los efectos de ciertas manifestaciones de sus coidearios: a) la mención de ecua dólares por parte de una de sus asambleístas nacionales recién electa (reelecta como asambleísta) y de una asambleísta saliente; b) la aparición del señor Correa y del señor Patiño, hablando de la pronta debilidad del dólar; c) La propuesta de una de sus asambleístas de una ley de control religioso; d) La propuesta de uno de sus asambleístas recién electos, de volver a promulgar la ley mordaza; e) La propuesta de la propia candidata presidencial de implementar los “gestores de paz”, remedo infantil de los Comités de defensa de la revolución, vigentes en países como Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Un análisis elemental de estos pronunciamientos lleva a la conclusión que en nuestro país, ese tipo de propuestas son, políticamente, muy sensibles, y que no debían haber sido hechos, si no se quería afectar a esa candidatura.
También debió analizar, con más cuidado, la alianza con Pachakutik, partido ligado a los ataques a Quito, lo que quizás le sirvió escasamente para no disminuir el porcentaje obtenido.
Pero lo más lamentable, que la asambleísta Mónica Palacios, se sumó al pronunciamiento, demostrando sin lugar a dudas que en ese partido, al menos, sus asambleístas, son incapaces de aportar algo. Esto es como pedir naranjas a un cocotero.
José M. Jalil Haas