Al fin, Ecuador entendió
En los últimos cinco cuatro el correísmo se ha llevado tres derrotas funestas que han puesto en jaque su influencia y fuerza política en la mente de los ecuatorianos. Daniel Noboa ha conseguido airoso una victoria valiosa y fundamental para la brújula de la derecha en Latinoamérica, la cual, en armonía con el horizonte vertiginoso del país del norte, Estados Unidos, nos pone en un próspero y prometedor radar a reencontrarnos con la dinamización económica y enterrar las cicatrices que ha dejado el socialismo del siglo XXI.
El pasado 13 de abril, Ecuador dio una muestra de carácter, una iniciativa para olvidarse de políticos prófugos y traficantes, cuya única y verdadera promesa es la de hundir al país y transformarnos en una suerte de limbo socialista. Ecuador despertó de su somnolencia, superó sus fantasmas, inhibió su síndrome de Estocolmo, rechazó al movimiento populista que por tantos años le ha escupido en la cara. Ecuador entendió, y aunque este triunfo electoral no visualice aún un panorama claro, lo cierto es que al menos nos garantiza esperanza.
Una esperanza para aliviar la inseguridad, erradicar la ratería política y abrir paso una nueva generación democrática.
Marc Anthony Pardo Orellana