El “Pepe”
Tuvo un último y sencillo anhelo, cumplir los 90 años, este 20 de mayo, pero no le alcanzó la vida. A este hombre de pueblo, sencillo como esa chacra en donde vivía, incluso siendo presidente, no la cambió por el fastuoso palacio presidencial, su escarabajo tampoco lo soltó por un auto blindado presidencial, él mismo cada mañana conducía al trabajo de su oficina presidencial, luego de despedirse de su perra fiel de 3 patas, la “Manuela”. No le interesó las pompas que acompañan a esa investidura. Donó sus sueldos presidenciales, el dinero no le interesaba. Cuando alguna vez le dijeron que era “el presidente más pobre del mundo”, respondió “no soy pobre, pobres son los que no les alcanza el dinero y quieren más”
La exsenadora y exvicepresidenta, la sencilla Lucía Topolansky, al igual que Mujica, también fue a prisión, ella, su compañera de toda la vida en las luchas revolucionarias para reivindicar la patria chica, siempre acompañándole con una sonrisa amable y cariñosa, dijo en días pasados que el “Pepe” era impredecible, que podía sorprender con cualquier ocurrencia, como estando tan grave, ir a votar el anterior domingo, ese deber era muy sagrado para él, en cada elección madrugaba a esperar antes de que se instalara su mesa para votar, pero ya no pudo, y su constante médica de cabecera aconsejó que no lo movieran.
Así como el premio Nobel de la Paz, debería haber un premio Nobel a la Honradez, a la Honestidad, para ver cuántos se postularían, de estar vivo, sería único ganador, dudo mucho que hubiese más candidatos políticos a ese premio o me equivoco. Paz para José “Pepe” Mujica, un ser humano íntegro.
Mercedes Regalado