Si Glas hablara, merecería el indulto
Con la terrible noticia que existiría un plan para asesinar a Jorge Glas en prisión, ideado por la mente más sucia nacida sobre la tierra, y así tener la posibilidad de culpar al Gobierno Central por este hecho, con el maquiavelo fin de ganar las elecciones, pensé por un momento dar el indulto a Glas.
Antes que me llamen correísta paso a explicarme. Haciendo una analogía con la sentencia reducida que recibió la persona que colaboró con la justicia dentro el propio juicio que condenó al exvicepresidente, se podría pedir el indulto condicionado al pago de la reparación económica y reconfirmar ante el mundo lo que ya sabemos, que se usó al Estado ecuatoriano para extorsionar a las empresas que tenían contratos y obtener dinero ilícito para su partido político.
Recuerdo muy bien la declaración de un empresario, también sentenciado en el mismo juicio, en el sentido que tuvieron que ceder al cohecho para conseguir el pago de la obra ya realizada por su empresa (palabras más, palabras menos). Quiero decir con esto que no hay duda del delito cometido por los sentenciados, y que consta en una placa en la pared exterior de Carondelet.
Queda la propuesta planteada presidente Daniel Noboa. Así lograríamos recuperar algo de lo robado, además que Interpol capture a Rafael Correa y los demás prófugos que viven felices con el dinero mal habido. Un baño de verdad necesario para silenciar a tantos sectarios defensores del atraco del siglo. Yo de Jorge Glas aceptaría para que paguen prisión igual que él.
Julio César Navas Pazmiño
¿Deben los futuros profesores prepararse para la diversidad en las aulas?
La educación actual se enfrenta a un panorama diverso y cambiante. En nuestras aulas conviven estudiantes de diferentes culturas, habilidades y contextos socioeconómicos. Por ello, los futuros profesores deben estar preparados para atender esta diversidad, convirtiendo el reto en una oportunidad de aprendizaje enriquecedor.
La formación de los docentes debe ir más allá de la transmisión de conocimientos. Es esencial que los futuros educadores reciban capacitación en pedagogía inclusiva, que les permita reconocer y valorar las diferencias individuales. Esto les ayudará a crear un ambiente donde todos los estudiantes se sientan seguros y motivados.
Los profesores deben aprender a implementar estrategias didácticas que se adapten a las distintas necesidades de sus alumnos. Esto incluye el uso de materiales variados, actividades grupales y enfoques diferenciados que fomenten la participación activa de todos, respetando sus ritmos y estilos de aprendizaje.
La empatía es una habilidad fundamental que los docentes deben desarrollar. Comprender las realidades y desafíos que enfrentan sus estudiantes les permitirá establecer relaciones más sólidas y efectivas. Un profesor empático puede ser un gran apoyo para aquellos que necesitan un poco más de atención o comprensión.
Los futuros educadores también deben aprender a colaborar con las familias y la comunidad. Involucrar a los padres en el proceso educativo es clave para entender mejor las necesidades de cada estudiante y fomentar un entorno de apoyo que trascienda las paredes del aula.
Es crucial que los docentes estén formados en métodos de evaluación inclusiva. Esto implica utilizar diferentes herramientas para medir el progreso de cada estudiante, reconociendo sus logros y áreas de mejora sin caer en comparaciones injustas. La evaluación debe ser un proceso constructivo.
Preparar a los futuros profesores para atender la diversidad en las aulas no solo es necesario, sino que también es una inversión en un futuro educativo más equitativo. Al formar educadores comprometidos e inclusivos, estamos construyendo una sociedad más justa y comprensiva, donde cada estudiante tiene la oportunidad de brillar.
Roberto Camana-Fiallos