Prepotencia impúdica
La impudicia es descaro, arrogancia, exhibicionismo exagerado. Cuando una persona se siente prevalida de un poder, que él cree que es omnímodo, que nadie le puede discutir ni criticar, entonces cae en la prepotencia, y, empieza a hacer y decir cosas que desprecian el ordenamiento legal, que impone sus propias reglas, que desprecia la opinión ajena, inclusive no le importa contradecir lo que antes sostuvo.
Por ejemplo, la actuación de un grupo de consejeros de participación ciudadana, que inclusive, se fueron en contra de la ley que ellos mismo crearon (su partido político cuando fue gobierno), aquella que impedía que los miembros de este consejo, cuando son candidatos, sean auspiciados o promocionados por un partido político. Aquí debemos incluir al líder del partido que, en su tiempo, impulsó la creación de ese consejo, y promulgó las leyes que lo rigen, a él no le importó aparecer en spots publicitarios de los candidatos afines a su partido, contraviniendo las leyes que él mismo impulsó.
El descaro e impudicia con que actúan, demuestran lo poco que les importa el ordenamiento jurídico, que las leyes para ellos es letra muerta, aun cuando hayan sido impulsadas por ellos.
¿Se puede confiar la conducción de un país a quienes menosprecian su ordenamiento jurídico?
La más grande demostración de desprecio a las leyes, es el pisotearlas, el buscar argumentos retorcidos para quebrantarlas, el hacer tabla rasa de las mismas. Si bien es cierto que esta práctica es algo común en muchos abogados ecuatorianos, lo peor es cuando la práctica son grupos políticos que aspiran a dirigir el país. Eso es inconcebible.
Rechacemos a la gente que no les importan las leyes, ni siquiera las que ellos mismo crearon.
José M. Jalil Haas