De las festividades decembrinas
Culminaron las festividades decembrinas dejándonos en el camino alegrías, tristezas, recuerdos, añoranzas, sinsabores, sorpresas agradables y desagradables y muchos otros sentimientos.
En sí, el significado de estas fiestas (Navidades) debería ser sinónimo de alegría, pues los creyentes celebramos el nacimiento de Jesús, el dulce ser que vino al mundo a redimirnos del pecado. Festejo que se lo hace generalmente en familia, entonando villancicos, alabanzas, plegarias, dulces y juguetes para los niños, cenas, etc. como reza la tradición; consolidando, de esta manera, la unidad familiar.
El año nuevo para muchos se constituye en el renacer de las esperanzas, las promesas por cumplirse y los sueños por un mañana mejor; metas que, por desgracia, muy rara vez se cumplen, pues las condiciones económicas para la gran mayoría son cada vez menos favorables porque, como sabemos, las riquezas no son debidamente distribuidas, tan solo son privilegio de unos pocos “avivatos” que, involucrados en la política, arrasan con todo el caudal de riquezas del país y se lo reparten alegremente entre sus familiares y coidearios, sin importar la suerte y el destino de sus compatriotas.
Ya es hora de poner fin a esta oleada de corruptos que, no contentos con haber atracado las arcas fiscales, aún aspiran, en forma descarada a su reelección, para continuar saqueando al país y engordando sus ávidos bolsillos con los sagrados dineros del pueblo.
Ecuatorianos: hagamos conciencia y, a través de nuestro voto, neguémosles a estos politiqueros ambiciosos la oportunidad de mantenerse en sus dependencias y curules, para así evitar que continúen usufructuando y enriqueciéndose más con nuestros recursos.
Actuemos reflexivamente y, por amor a nuestra Patria, otorguemos nuestro voto a las personas cuyos antecedentes personales, políticos y profesionales sean absolutamente transparentes, brindando así la oportunidad a los pocos candidatos honestos que, por suerte, aún existen.
Fabiola Carrera Alemán
La importancia del cambio de actitud ante la vida
Qué importante es tener un cambio de actitud ante la vida, en la medida en que se presentan acontecimientos que muchas veces resultan estresantes y que inducen muchas veces a perder esa mentalidad positiva y decaemos en nuestro comportamiento de estabilidad y ventura personal, mientras que si inducimos a nuestra fuerza interior a tener dicho cambio, espiritualmente nos sentiremos más tranquilos y con mayor fuerza y potencial para vencer las adversidades.
Cualquier hecho negativo por más insignificante que sea puede afectarnos y provocar en nosotros desasosiego y desesperanza, pero si nos comprometemos a cambiar de actitud ante la vida y logramos atenuar y reducir ese impacto negativo, podría ser que renazca en nosotros esa esperanza y ese deseo de seguir adelante y no continuar sumidos en ese ambiente negativo.
Por eso me parece que es sumamente importante levantarnos cada día con una actitud positiva ante la vida y no dejar que nos invadan esas sensaciones negativas y más aún cuando nos vemos acechados con malas noticias tanto nacionales como mundiales y claro especialmente en estos tres meses de apagones de electricidad que ciertamente han creado en la población muchos problemas psicológicos y que ameritan mucho esfuerzo para recuperar la normalidad, pero que mejor ahora proponernos a cambiar nuestra actitud ante la vida y comprometernos a no dejarnos vencer por las preocupaciones y sinsabores que siempre se van a presentar.
Resulta un ejercicio de alto poder curativo y beneficioso proponernos a vencer esos sentimientos negativos y la única manera cierta es tener un total cambio de actitud hacia la vida, es decir solo enfocarnos en aquello que creemos que pueda proporcionarnos paz y tranquilidad y procurar siempre en la medida de lo que sea posible mirar solamente ese sendero positivo, como un camino que nos permita transitar en forma apacible y serena. Nuestra fuerza interior tiene que sobresalir y permitir que no nos dobleguemos ante las adversidades y superemos los malos momentos, siempre esperanzados por días mejores y apreciando todo lo bueno que nos ofrece la vida y esas infinitas bendiciones que se prodigan diariamente desde un Dios benefactor y protector.
Albert Einstein, físico y científico alemán, dijo: “El mundo tal como lo hemos creado es un proceso de nuestro pensamiento. No se puede cambiar sin cambiar nuestra forma de pensar”.
Hernán Patricio Orcés Salvador