DÃa del Trabajo en Ecuador – 1 de mayo
Cada 1 de mayo, Ecuador se une al mundo para conmemorar el DÃa Internacional del Trabajo, una fecha significativa que honra las luchas históricas de los trabajadores por mejores condiciones laborales, justicia social y derechos humanos fundamentales. Esta jornada no solo recuerda los logros del movimiento obrero internacional, sino que también invita a reflexionar sobre los desafÃos que aún enfrentan los trabajadores en el paÃs.
En Ecuador, el DÃa del Trabajo es un feriado nacional y se celebra tradicionalmente con marchas, concentraciones y actividades organizadas por sindicatos, gremios y movimientos sociales. Estas manifestaciones son espacios para exigir respeto a los derechos laborales, estabilidad en el empleo, salarios justos, acceso a la seguridad social y condiciones dignas de trabajo.
La historia del movimiento laboral ecuatoriano está marcada por luchas importantes. A lo largo del tiempo, los trabajadores han defendido conquistas como la jornada laboral de ocho horas, el salario básico unificado, la afiliación al seguro social y la libertad de asociación sindical. Sin embargo, aún persisten retos como la informalidad, el desempleo y la precarización del trabajo.
Este 1 de mayo de 2025, el DÃa del Trabajo cobra especial relevancia ante un contexto económico y social que exige nuevas soluciones para proteger los derechos de quienes sostienen con su esfuerzo el desarrollo del paÃs. Es un momento para reconocer el valor del trabajo digno y el compromiso de todos los sectores por construir una sociedad más equitativa.
Mateo EnrÃquez
El soberano de los desposeÃdos
Cuenta la leyenda que un joven Jorge Mario vivÃa enamorado de una hermosa ciudadana argentina. Ante la negativa del padre de la joven de permitirle desposarla, le prometió a la chica que si no se casaba con ella se ordenarÃa sacerdote; y lo cumplió. Y no solo eso, llegó a ser el máximo representante de la iglesia, seguidor de Pedro, obispo de Roma, jefe de Estado. Ha muerto Francisco, el papa sencillo, que desde sus comienzos hizo un voto de humildad, su solo nombre ya era seña de que algo iba a cambiar. Quizás no cambió mucho, pero bajo Francisco la iglesia se acercó más a los pobres y desposeÃdos, a los marginados y a los históricamente rechazados. En la escalinata de la BasÃlica de Santa MarÃa la Mayor, lo esperaban portando rosas blancas transexuales, inmigrantes, mendigos, sus amigos, para darle el último adiós. Cuatrocientas mil almas despidieron al pontÃfice por las calles de la capital italiana, ante el último viaje en papamóvil, en ese fin multitudinario, transitaba hacia el viaje eterno el cuerpo de Francisco en un ataúd de madera sobrio y simple, parecÃa construido por las propias manos de Jesús, el carpintero. Y en el lente de la cámara de la agencia Reuters, quedó inmortalizada la mirada triste de Antonino Siracusa, un anciano sin hogar que tras una reja y desgranando los pétalos de una rosa blanca, gritaba uno hasta siempre al Papa argentino, que hizo a la iglesia más universal, más cercana, más humilde.
Pablo Virgili BenÃtez