Sin eufemismos, la situación que vive La Mariscal por la inseguridad, droga y prostitución no merece, lamentablemente, otro calificativo. Pero este caso reviste mayor preocupación cuando los sujetos que crearon esta debacle moral y social
extienden sus dominios sobre el vecino sector de La Floresta, aprovechando a funcionarios incautos.
El engaño para lograr el permiso de funcionamiento consiste, generalmente, en que se recurre a la instalación de restaurantes, que poco a poco se transforman en bares, karaokes, discotecas, prostíbulos y que atraen el microtráfico de sustancias prohibidas.
La Floresta se caracterizó por ser un lugar tranquilo, que albergaba a gente de bien y que al tener en sus predios a cinco universidades, se creyó que el Municipio lo protegería, apoyado en las disposiciones legales que impiden este tipo de negocios.Dr. Rodas, usted tiene el poder y la autoridad. Sálvenos.