Queridos antepasados: Ustedes saben que las circunstancias hacen imposible la visita, por esta vez, al lugar físico donde descansan sus restos mortales.
La pandemia que azotó a la humanidad se ha llevado miles de vidas en todo el planeta y es mejor, por ahora, cuidar a los que están vivos y pueden ser vulnerables: nuestros abuelos, padres y amigos que padece enfermedades que, si se llegan a contagiar del virus, pueden pasarla muy mal y hasta morir.
Ustedes sabrán comprender semejante situación. Por lo demás, lo más hermoso que nos legaron fue su ejemplo, su amor, sus consejos y sus tradiciones, que nunca mueren.
La presencia de una tumba simple o un gigante monumento funerario solo recuerda el paso del ser humano por esta vida. Muchas veces pasan al lado de las placas y cruces personas que jamás las conocieron.
Lo más hermoso del tránsito por la vida es el ser, generoso, entregado, que enseña y que no envidia y cuya muerte solo llegará cuando muera su recuerdo.
Ese es mi homenaje a su memoria en el Día de Difuntos. Las flores se las mando en mis pensamientos y estás palabras que son testimonio de su ejemplo de vida y mi cariño para siempre.