Carta al Presidente

Señor economista Rafael Correa D., yo creo que la mayor parte de los ecuatorianos, por no decirlo todos, estamos de acuerdo en las acciones que se están tomando para mejorar sustancialmente la educación del país en todos sus niveles. Usted lo ha dicho y con mucha razón, que dentro de este proceso hay que mejorar las condiciones de los maestros, profesores, catedráticos, etc.

A este respecto desearía poner de manifiesto mi gran inconformidad con el tratamiento que hasta hoy se lo viene dando al catedrático universitario, a quien con una maestría apenas se le reconoce un sueldo muy similar al de un policía recién incorporado a sus filas y se lo paga con un retraso de tres o cuatro meses, causando la desmotivación de muchos colegas, que finalmente deciden retirarse de la cátedra, en perjuicio de los estudiantes.

En mi caso particular, he tenido que sufragar los gastos de pasajes, estadía y alimentación para colaborar con un centro de educación superior estatal fuera de la provincia de Pichincha donde resido, hasta el punto de terminar con mis limitados ahorros y viéndome en la necesidad de recurrir a préstamos para seguir colaborando con ese centro y madurando la intención de “colgar la toalla”.

Por lo expuesto, solicito a usted se digne disponer a las autoridades correspondientes, agilitar los trámites respectivos para cuando menos pagar oportunamente a quienes tratamos con el mayor profesionalismo, de enseñar a la juventud.

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