Ecuador tiene un alto índice de discapacitados, debido sobre todo a accidentes de tránsito, y últimamente, también a la delincuencia (el mismo Vicepresidente lo sufrió). Los respeto mucho, pero creo que el término “capacidades especiales” no es adecuado; en otros países, designa a personas altamente calificadas en algún tema. Lo uno, desde luego, no excluye lo otro (Stephen Hawking es un ejemplo). Incluso EE.UU., con una política migratoria sabia, concede visas preferentes a estos “cerebros” de otros países para que contribuyan al progreso de Norteamérica. Aquí también existen, sin duda, pero no pueden desarrollar una obra eficaz en un ambiente mediocre, con un sistema errático de contratación de personal (palanqueo), donde la excelencia no es el criterio básico; en esas condiciones, bien podrían calificarse de grupo vulnerable, tanto como los discapacitados. Usar un término que llama a confusión no ayuda a ninguno de estos dos grupos. Más bien el país debería combatir las causas de discapacidades y al mismo tiempo, aprovechar de manera óptima el recurso humano (alguna vez Rafael Correa habló de “meritocracia”), aunque haya poca esperanza de que así sea.