Las relaciones internacionales no se pueden conducir con las glándulas ni con reacciones de niños retobados. Anunciar el posible retiro de la Comunidad Andina (CAN), a propósito de que su Secretaría General no aprobó las salvaguardias que unilateralmente impuso el Ecuador a las importaciones provenientes de Colombia y Perú, por una desvalorización de sus monedas, significa subestimar los efectos perjudiciales que tal anuncio produce en las empresas y en la ciudadanía en general.
La participación de Ecuador en el Pacto Andino –hoy CAN– supuso un gran desafío para la industria manufacturera y hubo que superar muchos pesimismos y grandes dificultades para que ese sector pudiese competir con éxito frente a la industria más desarrollada de sus socios. Pero la realidad es que actualmente Colombia y Perú –hasta antes del comandante Chávez también Venezuela- son los principales mercados para la exportación de manufacturas ecuatorianas. Vehículos, llantas, madera aglomerada y contrachapada, electrodomésticos, conservas de atún, textiles, plásticos, son, entre otros, productos que compiten exitosamente con sus similares colombianos y peruanos.
La CAN obligó al empresario ecuatoriano a mejorar la eficiencia de sus empresas. Hay varias industrias que correrían el riesgo de desaparecer si no exportan a Colombia y Perú.