Lo mismo de siempre
Tenía la ligera esperanza que el Sr. Lasso hubiera sido más creativo en los cambios para la recaudación del impuesto a la renta (IR), y más directo en enfrentar el mayor y más grave problema: la altísima evasión fiscal tanto en monto como en cantidad de evasores. Pero no, disparó a lo más fácil: a los empleados privados en relación de dependencia que ganan sobre los 2.000. Ustedes, que día a día cumplen un horario, una jornada laboral; que tienen sus bienes materiales a punta de sacrificios personales.
No se atrevió a hurgar en los miles de profesionales independientes, que viven en exclusivas urbanizaciones y pagan un írrito IR; o en los miles de burócratas, cuyos sueldos estatales conocemos y llevan una vida de absoluto despilfarro y ostentación económica, demostración clara de que tienen otros ingresos y no tributan en consonancia.
Es una burla la trillada frase de que todos debemos poner nuestra cuota de sacrificio para sacar adelante al país, ¡pero es que siempre la cuota de sacrificio ha sido para los bobos profesionales que trabajan en relación de dependencia!; además, preocupados por seguir cumpliendo profesionalmente, serán los que no saldrán a tirar piedras, cerrar carreteras o quemar llantas.
Definitivamente han golpeado a la clase media dependiente, lo mismo de siempre, pero que no nos lleve a engaño pensar que con el otro candidato hubiésemos estado mejor, pensar así eso sería un gravísimo error, basta con ver a Cuba, Venezuela, Argentina. Lo que queda es el resabio de haber pensado que el Sr. Lasso, un exitoso empresario, muy capaz, muy sagaz, hubiera aplicado cambios, alternativas innovadoras, reales, de asinceramiento y minimización de las distorsiones. Pero no, otra vez priman los intereses políticos por sobre la solución a los reales problemas de la sociedad ecuatoriana. Ha sido lo mismo de siempre.
David Ernesto Ricaurte Vélez
Resultados de la vacunación en el país
Conforme con la información proporcionada por el Ministerio de Salud, a través de ese prestigioso medio de comunicación EL COMERCIO, conocemos que se han vacunado hasta la presente fecha, 4 de diciembre de 2021, a 11.555.330 ecuatorianos de todas las edades, lo que representa el 65% de la población del país, que se encuentra en 17’751.277 habitantes.
Esto significa que luego de la cifra alcanzada en los primeros cien días de gobierno del Presidente Guillermo Lasso, nueve millones de vacunados hasta los primeros días de septiembre del presente año; pero los hechos son que en un periodo casi similar, apenas se han vacunado a 2’555.330, con las dos dosis, y a 1’829.076 con una sola dosis, lo que nos da en total 4’384.406 personas vacunadas, en los siguientes cien días, lo que significa un aflojamiento del Ministerio del ramo para continuar con el ahínco demostrado en los primeros cien días del gobierno.
Así vemos que falta por vacunarse con la primera y segunda dosis el 35% de la población, aunque se informe que a 483.793 personas se las ha vacunado con la tercera dosis de refuerzo, suma que se encuentra incluida en los 11.555.330 vacunados en total. Esto nos revela que sin ninguna vacuna, tenemos a 4’366.076 personas.
La provincia con menor población vacunada es la de Morona Santiago con el 43,54%; y la provincia de mayor población vacunada es la de Pichincha, con el 72,60%. En resumen, tenemos que la vacunación ha tenido el comportamiento que aparece en los siguientes rangos por provincias: Entre 40 a 50 por ciento, tenemos 3 provincias. Entre 51 a 60 por ciento, tenemos 9 provincias. Entre 61 a 70 por ciento, tenemos 9 provincias. Entre 71 a 80 por ciento, tenemos 1 provincia.
Lo anterior nos refleja que el Ministerio debe poner mayor énfasis en la vacunación de las provincias con menos población y sus respectivos cantones, incluyendo los del Guayas, Sierra Central y del Austro, y la Amazonía, que se encuentran en los dos primeros rangos del cuadro ilustrativo.
Ante la variación del covid-19, el Gobierno no debe desmayar ni ceder su empeño para tener los resultados esperados, ya que a fines de diciembre del presente año, debería estar cubriéndose con la vacunación a toda la población. Más parece ahora que no lo vamos a lograr, por lo que no deben apresurarse en el Ministerio de Educación a convocar a los estudiantes a clases presenciales, sin proporcionar seguridad por lo menos en las vacunas.
Gustavo Chiriboga Castro
Sin argumentos
Tal vez la obligación de pasaporte covid en diferentes escenarios no garantice al 100% la reducción de nuevos casos. Sin embargo, sí que está consiguiendo que la gente no vacunada decida, por fin, hacerlo.
Además, los antivacunas parece que empiezan a quedarse sin argumentos sólidos. Incluso el líder italiano de “no vax”, tras contraer el virus, ha pedido desde el hospital que se siga la ciencia, que esto es real.
No vacunarse es una decisión egoísta e individualista. Si al menos con el pasaporte se incentiva a la vacunación, que se siga adelante.
Mariona Bosch
Redes sociales
El debate es bueno siempre y en todo lugar, siempre se aprende los unos de los otros; el problema está en la sinrazón, aquellos que se montan su propia película de los hechos, donde destaca claramente la estupidez sobre la inteligencia.
Todo viene al caso por ese negacionismo sobre la pandemia y las vacunas, pero bien podríamos trasladarlo a todas las facetas de la vida. A los jóvenes les falta vida, antes aprendían de sus mayores, ahora prefieren la estupidez a escuchar a quienes han vivido.
Las redes han dejado un rastro de torpeza tremendo, ahí se permite de todo, nombres falsos, perfiles ocultos, edades escondidas… lo cual, da a entender claramente que no puedes fiarte de nadie. Sí ves, y percibes incultura, inexperiencia y aparentar ser lo que no son; así es imposible creer y convencer.
Detrás de un anonimato y un perfil oculto siempre resalta la estupidez sobre el razonamiento. Por ello, pido que no se permita ocultarse en dichas redes sociales para participar, y exigir ser mayor de edad con perfiles claros.
Estoy seguro de que, con una identidad real, las redes serían un lugar donde aprender de la controversia, enseñar confrontando, dialogando, y discutir razonablemente.
Se ve, se aprecia la estupidez. La estupidez no se equivoca de comportamiento, se equivoca en razonamiento. A muchos le sale a cuenta ser estúpidos, les permite decir y ser lo que su inteligencia les negaría.
José Viñas García
Calentamiento global y Covid-19
Hace unas semanas se ha celebrado en Glasgow la COP26 (la Cumbre del clima 2021), donde ha habido muchas palabras y pocos actos reales. Lamentablemente quien tiene el poder de actuar directamente y con fuerza para salvar el mundo que nos acoge, no hace nada. A decir verdad, la cosa no me sorprende mucho, no tenía muchas esperanzas en que los “grandes” del mundo actuasen de forma responsable, al fin y al cabo, la humanidad pasa del tema, no siente esa urgencia. No importa que casi la totalidad de la comunidad científica diga que hay que actuar ya si no queremos enfrentarnos a consecuencias nefastas para nuestra forma de vida.
Es aquí donde quiero hacer un símil con la pandemia que estamos viviendo. Ha habido muchos casos de gente (“grandes” del mundo también…) que han intentado minimizar y despreciar la gravedad de la covid-19.
Absolutamente todos hemos tenido familiares, amigos o vecinos que han muerto por ese virus, pero, a pesar de eso, algunos siguen negando la gravedad de la situación y no actúan con responsabilidad (mascarilla, distanciamiento, vacuna). ¿Cómo podemos pensar que seremos capaces de actuar con antelación ante el cambio climático, cuando no lo estamos siendo en algo que nos afecta directamente en la actualidad, como es la pandemia?
Stefano Alberto Carrara