Cuando sientes necesidad de ahorrar electricidad, reciclas basura, no desperdicias agua, pagas a tus empleados salario. Toda transacción es facturada, usas tus facturas para deducir tus impuestos, te desplazas por carreteras y puentes de primera, tienes hospitales y centros de salud en todo el país.
Los niños sin distinción disponen de vacunas, tienen vivienda, calidad de educación en escuelas y colegios estatales y privados, se exigen universidades de excelencia que reúnan los requisitos académicos, docentes y estructurales en beneficio de los futuros profesionales de la patria, y las que no, se cierran, la justicia castiga a culpables, la delincuencia se combate y los jueces corruptos caen, una ley de comunicación que regule el reparto equitativo de frecuencias y responsabilidad ulterior está por aprobarse.
Se firman contratos petroleros y mineros beneficiosos con cero impacto ambiental, tenemos un mandatario que no se doblega ante nadie y no se presta para sainetes del Poder Legislativo por lo que veta lo absurdo, respalda a países de la región y nos hace respetar como país soberano de gente libre y no pusilánime como algunos ilusos nos creen.
El país de Manuelito está cambiando. Si Juan Montalvo, aquel libelista político, ensayista polémico, que combatió a la ignorancia y el despotismo civil, militar y religioso de García Moreno, Veintemilla, Urbina y otros ¡viviera!, su pluma excelsa con certeza plasmaría los méritos del presidente Correa: Por inteligente, valiente, humanista, luchador incansable, honesto, idealista, demócrata, digno adalid de la revolución ciudadana.