Los quiteños nos sorprendimos cuando el Sr. Cap. Juan Zapata siendo Director de Seguridad Municipal de Quito, declarara en la televisión que “habían tenido que reducir la duración de la luz amarilla en los semáforos…” para disminuir la velocidad del tránsito en Quito. Con el tiempo, esa medida aparentemente inofensiva se convirtió en la amenaza amarilla para los conductores, puesto que las cámaras instaladas por la AMT para sancionar y recaudar multas, resultan ser muy eficientes para filmar las supuestas contravenciones y que, el conductor caiga fácilmente en la trampa y por los videos, no tenga opción de evitar la multa.
Esto es grave cuando el semáforo está en el costado de la vía y la cámara ubicada en un poste curvo posterior, filma fácilmente las supuestas infracciones, que muchas veces son producto del tráfico congestionado o a muy baja velocidad y, en situaciones en las que, la línea visual del conductor hace imposible mirar el semáforo lateral si ya está en amarillo, puesto que los humanos no miramos lateralmente sino de frente.
Este sistema de multas se ha convertido en una inagotable fuente de recursos para la AMT, que le permite sostener el exceso de personal que observa toda la ciudadanía y, para los conductores en una amenaza, que bien puede considerarse una agresión de la autoridad.