Uno de los grandes males que ha afectado a nuestro país es la calidad de los profesionales. Aún, habiéndolos excelentes, en cada una de las ramas, la generalidad adolece de deficiencias que desdicen de su calidad de tales. Se entiende que un profesional que ha cursado universidades para obtener sus conocimientos y tener el derecho a practicar una profesión y, en muchos casos habiendo obtenido títulos de posgrado, lo debe hacer para utilizar las herramientas del conocimiento en la tarea de encontrar soluciones a problemas relacionados con su formación. Las herramientas de un profesional deben ser una demostración de que ha asimilado los conocimientos y tiene la habilidad de utilizar y adaptar los mismos a diferentes circunstancias.
La creatividad es la más deseable de las capacidades de un profesional, cuando la misma se aplica de manera exitosa: resolver los problemas.
Entre las deficiencias más comunes que se pueden detectar, en la gran masa de profesionales que no han superado su etapa de estudiantes de colegio, encontramos:
1.- Aferrarse dogmáticamente a la teoría: se dedican única y exclusivamente a la aplicación de conceptos constantes en libros, o recibidos en clases, sin aportar nada de su propia reflexión.
Encontramos así que las propuestas presentadas no son más que un libreto hecho del resumen de uno o varios libros, copiado textualmente, o a medidas practicadas por otros, históricamente repetitivas, y en el caso de verse impedidos de aplicarlas por las circunstancias que vive, clamar plañideramente por un cambio que le permita aplicar esas recetas, en muchos casos ineficaces. Esto no se compadece en absoluto con los años de estudios universitarios. No es más que una repetición teórica de un conocimiento generado o practicado por otro.
2.- Considerar que la única manera de interpretar una realidad es la que se ajusta a las definiciones existentes. Si no se ajustan, entonces recurren a forzar las realidades para que quepan en esos conceptos y entonces poder aplicar los conceptos aprendidos, dogmáticamente, de realidades distintas que generaron esos conceptos.
Por ejemplo, encontramos profesionales que consideran que todo medidor de nivel se debe comportar como un nivel topográfico, porque no comprenden otro tipo de nivel.