Siempre que puedo me gusta comprar productos nacionales pero con alguna frecuencia, éstos no llenan las expectativas y me veo obligada a recurrir a productos extranjeros. Lamentablemente no existe en el país un control de calidad y por lo tanto, y más aún si no hay competencia, lo que en un momento era bueno, en lo sucesivo deja de serlo, haciendo que lo consumidores desconfíen de ellos y acudan, aunque sea más caro, ( no siempre) a productos extranjeros que dan mayor seguridad.
Si queremos incrementar la industria nacional tenemos que empezar por mantener la calidad para que los usuario aprendan a tener confianza en su producción. De otra manera ese dicho “lo barato resulta caro” se hace una realidad.