Con profunda tristeza veo las noticias de lo que sucede en el hermano país de Venezuela, donde la gente llega cada vez a niveles más desesperantes en situación económica. El mundo nuevamente comprueba que la corriente socialista o comunista, da igual como quiera llamarse hoy en día, solo sirvió para generar más pobreza. El Gobierno acaba de devaluar el bolívar, moneda oficial de ese país, en un 46,5% elevando la inflación y la escasez en ese país donde no hay azúcar, harina ni productos que componen la canasta básica familiar; ahora los venezolanos son un 50% más pobres que hace unos días. Un sabio refrán indica: “Un incompetente con iniciativa puede hacer más daño que un tsunami”. Me parece que la frase le calza perfectamente al vicepresidente Maduro, por permitir esta debacle económica en Venezuela donde se regala petróleo a Cuba, mientras en Venezuela los indicadores económicos se destruyen. Al enterarme de estas noticias recuerdo los videos de la caída del Muro de Berlín, el éxodo de cubanos tratando de llegar a Miami, el colapso de la Unión Soviética, la Primavera Árabe y las posteriores guerras civiles que conmovieron al mundo, solo por mantener mezquinos intereses de tiranos que pretendían eternizarse en el poder mediante esa fracasada corriente socialista-comunista que los llenó de opulencia mientras el resto del país moría de hambre. Las consecuencias de esta medida económica en Venezuela están a la vuelta de la esquina, ojalá no sea el inicio de una Primavera Latinoamericana, donde los responsables de esta debacle económica sigan los pasos de Muamar el Gadafi.