En el Ecuador hace algunos años se ingresaba a ocupar un cargo en las entidades del Estado por un “padrinazgo” o “palanqueo”, situación que ha perjudicado a personas con un valioso nivel intelectual, ya que al querer ocupar un puesto público no podían hacerlo por no tener quien les ayude.
Nos suena conocida la palabra “acolita, después arreglamos”, con la cual ciertas personas se han visto obligadas a realizar favores, como el de ayudar a ingresar a una institución pública, pero esto implica que posteriormente la otra persona está obligada a devolver el favor. Esto ha predominado por varios años en las instituciones públicas del Ecuador.
Consecuentemente se dio paso a la creación del Instituto de Meritocracia que se encargará de alcanzar la eficiencia y la profesionalización en el servicio público.
Luhmann nos dice que esta red comienza a operar parasitariamente, sin embargo al vivir en comunidad, esta solicitud de favores está tan extendida que uno no puede negar la ayuda cuando tiene la oportunidad de prestarla, a no ser que queramos excluirnos de esta “red de servicios recíprocos”.