Se necesita una buena dosis de cinismo y audacia para culpar a la prensa de los muertos y heridos en los funestos acontecimientos del 30-S, según declaraciones del señor Presidente.
Pero a nadie debería extrañarle dichas declaraciones, dada la intemperancia de su carácter, de su ego y de sentirse y creerse un enviado divino. Sabemos además, y de sobra, quién fue el único y verdadero culpable de ese infortunio, pero cayeron y pagaron injustamente muchos inocentes.
Carga muy pesada para eso que llamamos “conciencia”, la de 8 muertos y no por un afán desesperado de continuar con la cacería de víctimas y sostener la fallida y nunca creíble teoría de un intento de golpe de Estado. Se buscan culpables. Se pagarán jugosas recompensas, desde USD 2 000 hasta 93 000, para quienes den información de sus paraderos.
¡Se guardará absoluta reserva!