Sr. Alcalde: caso de la vida real. Pepita en su afán de pagar sus impuestos vivió el siguiente vía crucis: después de 90 días, 10 trámites, 10 permisos en el lugar de trabajo, 8 periodos de franca ira impotente, 21 períodos de resignación y en el convencimiento de que Pepita hizo méritos para la salvación de su alma, obtuvo la culminación del trámite a través del cual ratificaban lo que el año 2012 había hecho y por fin pudo proceder a pagar los impuestos… ¡bravo! Éxito de la burocracia municipal quiteña y para Pepita la desolación al constatar que el tiempo útil lo gastó impunemente en satisfacer los errores y horrores de la administración municipal.
Casos como este acontecen a diario. Sr. Alcalde emprenda acciones urgentes para que el buen vivir sea una realidad en nuestras relaciones con la burocracia municipal.