Ventilar la casa es una buena práctica, abrir ventanas y puertas para que el aire se renueve es muy saludable. Limpiar el polvo acumulado y una que otra telaraña tejida en rincones escondidos dejadas por ciertos bichos que libremente se movían por allí, es un trabajo arduo pero necesario. Cuando no se lo ha hecho por un largo período, la casa se deteriora. Con esfuerzo se consigue un renovado ambiente donde se puede convivir libremente sin tener que protegerse del aire pesado que se ha formado y desarrollar actividades importantes sin tener que clausurar los espacios sucios dejados así por ocupantes irresponsables. Una casa donde se pueda recibir y llegar con agrado y por lo tanto tenga prestigio.
El nuevo Canciller y su equipo con mucha inteligencia y experiencia han iniciado una limpieza del aire dejado en Cancillería por el correísmo y los polvos acumulados en el Palacio de Najas . Seguramente habrá quienes quieran colaborar con la renovación emprendida de manera profesional y patriótica en ese ministerio desde sus funciones en el exterior y aquí. Esa ayuda es muy necesaria.
Una política internacional limpia de toda injerencia ideológica es lo que más conviene al país. Me alegro por los buenos aires en Cancillería.