Las bravuras
El reciente incidente del diplomático en la capital del vecino del sur debe hacer reflexionar a las autoridades, empezando por la cabeza, que los comportamientos violentos, los insultos, las descalificaciones etc., que han sido la tónica en el ejercicio político de los últimos años, son comportamientos que se imitan y diseminan a otros campos y personas. La constancia con la que los funcionarios de Gobierno hacen gala de lenguaje inapropiado, la poca tolerancia a la crítica, la descalificación al otro y las bravuras suponen para muchos la forma correcta de actuar y de expresarse. Desde el poder se debe dar ejemplo, desde el poder nacen en ocasiones las formas civilizadas de tratar los problemas, desde el poder se influye en todos los ámbitos de la convivencia. Otrora personas educadas, mesuradas y equilibradas pierden la compostura con el poder que se les convierte en patente de corso para la mala educación, la falta de ponderación y tino. Los “cállate” y “no te metas” y más perlas que se dicen por aquí y allá parecen normales, a eso hemos llegado; cuánta falta hacen los Velasco, Ponce, Plaza, Noboa y tantos más que, independientemente de su tinte político, tenían buenos modales, educación, respeto en la palabra y obra, virtudes que venían del origen, de la cuna.