La entrega por parte del presidente Morales al Santo Padre de un crucifijo formado por el martillo y la hoz, símbolos del comunismo, en el que aparece crucificado Jesús, ha causado polémica.
Morales y su gobierno dicen que representa a los agricultores y obreros que “son pueblo de Dios”. Los detractores dicen que es un regalo blasfemo, que se insultó al Papa. Ese crucifijo es la más clara representación de lo que ha significado el marxismo para los cristianos, no solo para los católicos. Esto es la nueva crucifixión de Jesús, puesto que el marxismo (comunismo), allí donde sentó raíces, lo primero que hizo es tratar de eliminar todo vestigio del mensaje de Jesús, de ese mensaje de amor, de solidaridad, de respeto al ser humano, a su libertad y a sus derechos, persiguiendo a los miembros de la Iglesia Católica, asesinándolos. Morales ha mostrado al mundo y al Papa, de manera clara, su oposición al mensaje de Jesús.