En no programado cartel, nuestro famoso crédito del boxeo ecuatoriano Jaime Quiñónez QDDG enfrentó el sábado en horas de la noche en su último round a las “Bestias de la Delincuencia y el Sicariato” que, de manera cobarde terminaron con su vida causando inmenso dolor y trauma a su familia y amigos cercanos. Indigna, duele y sangra el corazón ante el imperio del mal que crece a diario en Ecuador, sin que el gobierno y autoridades se empeñen por combatir y terminar despiadada y definitivamente con tanto mal elemento que se toma las calles, sitios públicos y escenarios insospechados de asistencia masiva para cometer crímenes y sembrar terror en nuestras ciudades. El famoso Capítulo de la actual Constitución de la República respecto al “buen vivir “es definitivamente una gran demagogia y utopía, pues se hace todo lo contrario a lo que está escrito acaso como gran gloria. Pues, si se abren tan generosamente las puertas del país para el libre y no discriminado ingreso de ciudadanos extranjeros sin control alguno; si se despenaliza el tráfico y consumo de drogas y se pone bases mínimas y “permitidas” de consumo; si se trata con amabilidad a los delincuentes; y si se quita el poder a la Policía, entonces nos atrevemos a preguntar: ¿De qué sirven por ejemplo los esfuerzos de respetables instituciones de control como el Consep y todas sus nobles acciones y campañas de lucha contra el tráfico y consumo de drogas? ¿Han servido o han sido efectivas tantas marchas de la ciudadanía en rechazo a la delincuencia?