El avión de los sueños

Para la mayoría de ecuatorianos tener un vehículo es un lujo que pocos pueden darse. Los afortunados compran el carro de sus sueños, la mayoría compramos lo que nuestros ingresos nos permiten. Pero hay unos pocos, poquísimos, que no necesitan medir sus gastos, el dinero no les preocupa, porque no es suyo, alguien lo paga con su trabajo y ellos están allí para gastarlo. Políticos de éxito, jeques, reyes y reyezuelos, por lo demás, seres nada extraordinarios cumplen sus deseos en el poder. Desafortunadamente les surgen nuevas preocupaciones, una de ellas, cambiar el modelo del avión, uno más lujoso, con mayor autonomía de vuelo, confort, de aquellas prestaciones que satisfacen sus nuevas necesidades que jamás soñaron pero creen merecerlas. Dudo que alguien se atreva a mencionarles lo superfluo del gasto o las consecuencias de las multimillonarias deudas que hipotecan los sueños de varias generaciones. Cuando miremos pasar el avión de los sueños, recordemos que esas y otras trivialidades las pagamos con nuestro esfuerzo diario.

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