Escuchando, leyendo y mirando diariamente las noticias sobre nuestras próximas elecciones para la Presidencia y la Asamblea Nacional, me quedo atónito al conocer sobre ciertos candidatos que se presentan sin ninguna experiencia, sin una hoja de vida aceptable que corresponda a lo que quieren o aspiran llegar, planes y propuestas concretos y reales, no demagógicos y decepciona escucharles por su falta de preparación y conocimiento.
Creo que para aspirar a un curul en la Asamblea legislativa y más aún para querer ostentar el cargo más elevado como es la primera magistratura, deberíamos contar con candidatos con una amplia trayectoria en el sector público y privado. Es cierto que requerimos de nuevas generaciones, de nuevos líderes, pero nos es menos cierto que no se puede improvisar, no se puede solo jugar a la ostentación y al egocentrismo de aparecer en público en las campañas, en los debates, en las entrevistas; eso sí creo que en algunos casos se adornan de una audacia que no tiene límites.
Es cierto que en nuestro trajinar político hemos tenido personalidades que se destacaron desde muy jóvenes por sus conocimientos, su oratoria encomiable, llámese un Dr. Camilo Ponce Enríquez, que ya fue Ministro de Relaciones Exteriores a los 28 años y luego Ministro de Gobierno, antes de acceder a la Presidencia de la República; o un Sr. Galo Plaza Lasso, que igual que el anterior, creo que a los 33 años ya fue Ministro de Defensa, también Presidente del Concejo Cantonal de Quito, ahora conocido como la Alcaldía, llegó a la Presidencia de la República y después tuvo el cargo internacional de Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Imitemos estos ejemplos para no caer en ese decepcionante calificativo de querer adornarnos de una audacia que no tiene límites.