Los atracadores del mañana

¿Vandalismo disfrazado de protesta? El 9 de octubre nuestro país fue escenario de uno de los más atroces actos de violencia por parte de grupos específicos subyugados a intereses políticos, disfrazado de un supuesto pueblo protestante. Mientras las ciudades minuto a minuto comenzaban a paralizarse y alzar su voz tras la implementación de medidas, al parecer de muchos necesarias, dichos grupos aprovecharon e hicieron de una marcha o protesta pacífica, un campo de guerra destinado a ocultar bajo su sombra actos terroristas con un único propósito: borrar evidencia incriminatoria de líderes populistas. Refugiándose tras la violencia fueron los protagonistas de uno de los mayores caos nunca antes registrado en nuestro país, un país caracterizado por nunca callarse ante las injusticias pero que fue secuestrado y pisoteado por la ambición de sus dirigentes. Va a durar años reparar el daño que se causó y no hablo de las paredes escritas ni las calles trizadas, ni los arboles incendiados, ni las verdades ocultas, hablco de un Ecuador secuestrado, de pueblos olvidados, de futuros líderes de la patria sin ánimo de defenderla, de quienes fueron atropellados, humillados y tratados como villanos de la historia por el solo hecho de cumplir con su labor, la herida que se deja en nuestro pueblo no se borrará. Y al final del día los terroristas cumplieron su objetivo, engañaron a un pueblo y vencieron, cumplieron el capricho de las mafias, de los que piden beneficios a costa de los pobres, fuimos espectadores de la victoria más grande de los atracadores del mañana.

Dayanna Alexandra Aguilar Cobo

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