Esto es lo que viene sucediendo con decisiones erradas que están afectando al desarrollo de nuestra ciudad; me voy a referir a una de ellas como es la construcción de la plataforma gubernamental situada en la avenida Amazonas.
Realmente es una muralla que oculta el paisaje urbano característico de Quito, hacia el oriente u occidente según el lado en que se sitúe el observador.
Es un “paredón” fuera de toda escala urbana de la ciudad, en vez de lo que se construye se debió planificar torres en altura que ocuparan menos terreno, entregando a la ciudad espacios públicos, abiertos, generosos, para uso comunal, con permeabilidad visual y de circulación peatonal en sentido oriente-occidente. Es más se debió situar en el lado sur de esta plataforma la parada del metro que están construyendo en la esquina noroccidental de la Carolina, lo cual hubiera sido funcional y de gran servicio para los numerosos usuarios que tendrán esas oficinas gubernamentales en construcción, evitando talar árboles del parque, y sin disminuir el tamaño de este.
Construir esta plataforma no era prioritario dada la situación de crisis del país, además que los ministerios que pasarían a estas nuevas instalaciones funcionan en estos momentos en buenos edificios, en los que se ha realizado costosas adecuaciones para una mejor atención a los usuarios; me pregunto cuántos de esos edificios son propios del estado y que harán con ellos en el futuro.
Estoy seguro que esta plataforma está sobredimensionada, ya que debe haber sido programada para contener a este estado obeso creado por el gobierno.
Esta obra no era prioritaria, aún que se esté dando trabajo a unos pocos en esta época en que hay mucha desocupación, y nos están endeudando para que paguemos todos los ecuatorianos.
Me pregunto, habrá aprobado esta construcción el municipio y si ha sido así con qué criterio, este gobierno ha hecho lo que le da la gana con la ciudad, derrocando edificios, creando espacios abiertos que no corresponden al trazado colonial de la ciudad para satisfacer aires de grandeza del gobernante; esto me recuerda las obras faraónicas de la Italia fascista, de la Alemania Nazi o del “Valle de los Caídos” de la era franquista, obras monumentales para el culto a la personalidad de esos gobernantes.
El daño a nuestra ciudad está hecho.