En la última sabatina Correa calificó de “chifladura y ridiculez” que el Gobierno haya consultado formalmente al COI sobre la posibilidad de su participación en la inauguración de las Olimpiadas, señalando además que fue el “despiste de una secretaria”. Así acusó a El Comercio de “mentir”, “… eso es lo que buscan, dañar, desprestigiar, fastidiar…”.
Estas declaraciones llevan a preguntarse ¿es tan simple que una despistada secretaria pueda poner en entredicho internacional a un jefe de Estado? ¿Es una secretaria autónoma? porque toda correspondencia en curso debe llevar la firma de un directivo responsable, ¿qué clase de personal escoge hoy la burocracia y qué tipo de control tienen? ¿Cómo un periódico puede adivinar sobre tal despiste si el Ministerio del Deporte es el que hace la gestión ante la COI?
Tenemos un Gobierno que mientras más explica sus entuertos más se enreda.