En la columna ‘El pulso del día’ (sábado 30, junio), se publicó: “Teleamazonas. Lo que se juega con Assange. Para el ex ministro de Gobierno, Mauricio Gándara, el pedido de asilo por parte de Julián Assange pone en riesgo, ‘por un delincuente’ de Australia, intereses comerciales vitales entre Ecuador, Europa y Estados Unidos”.
Qué lastima que el jurista y ex Embajador en Londres, se haya olvidado que en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), en el Art. 11, aparece reconocido expresamente el principio de inocencia (presunción de inocencia). El desafío de la humanidad está, más bien, en mantener vivos e íntegros todos los derechos humanos -especialmente el de la vida y el principio de inocencia-, en todo tiempo y en toda circunstancia. Julián Assange es inocente hasta que no se pruebe lo contrario, mediante sentencia en firme (ejecutoriada), o sea, hasta que haya ‘cosa’ juzgada; ergo, deviene en improcedente y absurdo el calificarlo de “delincuente”, si en Suecia no ha operado el debido proceso hasta su culminación. El pedido de asilo hecho por Assange en nuestra Embajada en Londres, ocasionó un gran debate a escala mundial; unos estamos a favor de que se lo conceda -incluido el salvoconducto británico-; otros están en contra. Lo importante es que el intercambio de ideas se haga con razones y argumentos lógicos. Felizmente, en nuestra Cancillería ya no hay rezagos de “momias cocteleras” que consideraban vitales a los intereses comerciales, por sobre los derechos humanos, estos sí vitales, y que deben prevalecer y tener preferencia.