Hace un tiempo la Cívica, la Moral y Urbanidad, la Ética constaban en los planes de estudio y desde los primeros años de escolaridad ya las conocíamos, aunque por ser abstractas no entendíamos bien su significado, pero su mensaje quedó grabado en la mente y en el corazón de quienes responsablemente hemos asumido nuestros roles basados en esos aprendizajes. No sé por qué motivo y quiénes fueron los gestores de suprimirlas del pénsum de estudios. ¿Será por eso que ahora vivimos esta ausencia de valores?
La Cívica enseña el amor a la patria, la defensa a la libertad, a la justicia y a sus leyes; eso no se ha respetado pues los recursos naturales están comprometidos, en su momento la libertad no existió, el miedo hizo callar a quienes no compartían con el pensamiento establecido. La justicia funciona bajo consignas impuestas y las leyes son archivadas cuando convienen. Los principios éticos que rigen a la humanidad no son respetados: no robar, no mentir, no matar, no codiciar los bienes ajenos, ni se conocen peor se practican. La corrupción impera desde las altas esferas, los femicidios, las violaciones, la drogadicción, el sicariato, la delincuencia son el pan de cada día. Además casi nadie respeta a nadie, ni a niños, ni a adultos mayores, ni persona con capacidades especiales, con excepción de quienes mantienen latentes los mensajes emitidos por esas asignaturas del recuerdo.
Solamente si se retoman las cátedras formativas y si en cada uno prevalece la razón y la conciencia individual por mejorar, saldremos de esta crisis.
Sonia Ximena Artieda Maruri