Sobre un artículo de Sebastián Mantilla Baca

Hemos leído con detenimiento su artículo publicado, este miércoles 28 de mayo de 2014, en el que, con una total ligereza, juzga y critica la gestión en las islas Galápagos.

En ese sentido, es necesario puntualizar algunos aspectos que atañen directamente al trabajo que realiza el Ministerio del Ambiente, a través de la Dirección del Parque Nacional Galápagos, en el archipiélago.

Comprendo que desde un escritorio es difícil entender la dinámica que abarca la administración de una de las áreas protegidas más grandes del país, pero sobre todo, una de las más importantes y mejor conservadas del mundo. A continuación puntualizo varias precisiones:

1. Como usted afirma en el artículo, el encallamiento del buque de carga Galapaface I no tuvo consecuencias tan severas en comparación a lo sucedido con el buque tanquero Jéssica en el 2001. Esto se debió gracias a la rápida acción de las autoridades del archipiélago que, organizados en un Comité de Operaciones de Emergencia, logró reducir los mayores riesgos ambientales que presumía este accidente. Justamente estas acciones ejecutadas son parte de las lecciones aprendidas con la experiencia del 2001.

2. Usted afirma que a pesar de que el área de Bahía Naufragio es rocosa no existen protocolos ni estrictos controles para evitar accidentes. ¿Es que acaso el 100% de los accidentes son evitables? En una bahía que recibe un tráfico de aproximadamente 2 barcos de carga entrando y saliendo cada semana, sufrir un accidente de estas características después de 13 años del Jéssica, devela que son parte de los riesgos que conlleva la gestión socio-ecosistémica de un área natural protegida.

3. Cuando usted menciona que las consecuencias no han sido “tan severas” está afirmando que los impactos existen y son severos, aun cuando los técnicos de la Dirección del Parque Nacional Galápagos, no ha determinado tal cosa, dado que las muestras de agua tomadas están en análisis; aun cuando los monitoreos terrestres y marinos sobre la zona primaria de influencia no evidencia tales consecuencias.  
primaria de influencia no evidencia tales consecuencias.

4. Usted en su artículo plantea una pregunta ¿las autoridades e instituciones encargadas de velar por el cuidado de las islas están debidamente preparadas? Aunque el cuidado de las islas es responsabilidad de todos, no solo de las autoridades locales, inclusive de los generadores de opinión como usted que están llamados a aportar a su cuidado con artículos fundamentados en información real y no sesgada, me permitiré responderle a su cuestionamiento desde mi competencia como Director del Parque Nacional. Estamos absolutamente preparados para velar por el cuidado y protección de las islas, contamos con la experiencia y el conocimiento para asumir el cuidado de las islas Galápagos a la altura que este Patrimonio Natural de la Humanidad necesita, pero sobre todo, tenemos el recurso humano comprometido con la conservación y restauración de los ecosistemas y todo el respaldo político de un Gobierno absolutamente comprometido con el cuidado y protección de nuestro patrimonio natural.

5. En lo referente a los controles para el transporte de carga desde y hacia el continente, serán las autoridades competentes las que en su momento le responderán su inquietud. Sin embargo, dentro de esto, le confirmo que del 19 de diciembre de 2013, al 3 de enero de este año, la DPNG realizó la inspección de los parámetros ambientales que los buques de carga deben cumplir para que el Consejo de Gobierno del Régimen Especial de Galápagos les otorgue el Permiso de Operación Insular (POI). Los parámetros ambientales incluyen la gestión de los sistemas de desechos sólidos, líquidos y contaminantes; prevención de introducción de especies invasoras; y la mitigación de impactos ambientales en lo referente a uso de motores de 4 tiempos para embarcaciones auxiliares, análisis de ruido y contaminación, uso de materiales biodegradable para la limpieza, entre otros.

6. En su artículo, deja en tela de duda la eficiencia del trabajo que realizan los guardaparques de la DPNG y los funcionarios de la ABG sin ningún criterio técnico. Ahora, yo tengo una pregunta señor Mantilla ¿Usted conoce qué es lo que hace cada uno de los 330 guardaparques que custodian 133 mil kilómetros cuadrados de Reserva Marina y 8 mil kilómetros cuadrados de Parque Nacional? La manera tan arbitraria de juzgar no solo a las instituciones sino a los funcionarios, me hace pensar que ni siquiera usted ha visitado las islas Galápagos. Mi preocupación es aún mayor, cuando sin ningún miramiento califica a los galapagueños como poco conscientes del lugar en el que habitan. Es inaceptable que usted redacte sus “opiniones” sin recabar información previa referente al tema, sino dejándose llevar por los vacíos de la ignorancia que claramente denota en algunos tema, pero es absolutamente irresponsable juzgar a la ligera a toda una comunidad, a los 30 mil habitantes que alberga este archipiélago. Qué pensarán esos jóvenes que voluntariamente reforestan algunas áreas alteradas con plantas endémicas; o aquellos galapagueños que ese trasladan en bicicleta a sus trabajos; o los niños que guardan la basura en sus mochilas para depositarla en sus hogares… ¿Qué pensarán de que alguien que vive a más de mil kilómetros tenga una idea distorsionada de lo que son y lo comparta con todo el Ecuador?

Antes de finalizar, quiero retomar el tema de su desconocimiento que, a momentos, asusta. Usted menciona que nos “jactamos” de que Galápagos conserva el 95% de su biodiversidad y que en los últimos años se han extinguido en total 15 especies propias. ¿Es malo sentirse orgulloso de los éxitos que como ecuatorianos hemos alcanzado? Claro que no. Además, esas especies desaparecidas, a las que usted hace referencia como extintas “en los últimos años” sucedieron antes de la creación del Parque Nacional Galápagos en 1959 y algunas inclusive antes de la visita del científico británico Charles Darwin en 1835. Entonces ¿cuál es la responsabilidad de las autoridades de Galápagos sobre éstas?

No voy a desconocer que existen problemas en las islas Galápagos, como lo existen en cualquier otra parte del mundo. El pinzón de manglar es una de las aves más escasas del planeta. Hasta inicios de este año su población se estimaba entre 60 y 80 individuos, pero la autoridad ambiental implementó un proyecto de reproducción en cautiverio único en el país, que ha permitido devolver a su hábitat natural 15 nuevas aves, que renovar la esperanza de supervivencia a la especie y a la humanidad.

Galápagos, en todos sus aspectos, es altamente sensible y complejo. Tiene especies de flora y fauna únicas en el mundo pero también tiene una población humana asentada permanentemente que demanda recursos para su supervivencia. Encontrar un equilibrio armónico entre el hombre y la naturaleza es el reto planteado. Lo invito a desarrollar sus artículos con mayor conocimiento, porque su responsabilidad es generar opinión pública apegada a la realidad. 

Nota: Publicamos esta carta, pese a que la rectificación a la opinión no procede, de acuerdo a la Ley y Reglamento vigentes. El texto completo de Sebastián Mantilla se puede leer en nuestra página web www.elcomercio.com