En relación al artículo del señor Farith Simon, del 21 de enero del 2013: “Campaña y religión”, creo que es necesario hacerle reflexionar al articulista que muchos de sus criterios son una falacia de generalización apresurada.
Usted está aceptando que la mayoría de ecuatorianos profesamos la fe cristiana, sin querer decir (como muchos lo hacen) que aquí debe hacerse lo que la mayoría manda. Al hablar de religión no hay que quedarse en conceptos sino ir a su origen. Cuando alguien se dice que es católico o cristiano, se supondría que sus actuaciones de vida deberían dirigirse por la “moral” cristiana, este es el origen que incluso en la Iglesia Católica se condensa en la Doctrina Social de la Iglesia. Cualquier candidato que se diga católico o cristiano, que luego no actúe coherentemente, hubiese sido mejor que no diga que profesa esa fe.
Segundo, decir que el ser laico significa ser neutral con las religiones, haciendo entender que hay que ser “amoral” no cabe. Al hablar de aborto, matrimonio entre personas del mismo sexo o eutanasia hablamos también de valores morales, muchos de los cuales se traducen en derechos fundamentales como son: el derecho a la vida y la institución de Derecho Natural conocida como familia. En consecuencia, como usted pide que nadie use el Estado para imponer una religión, también pidamos que ninguna minoría (por muy respetables que sean) quiera usar el Estado para imponernos sus criterio sobre instituciones nacidas de principios “morales fundamentales”. Miremos lo que pasó en Francia hace pocos días al querer tratar de legalizar como matrimonio las uniones sexuales entre persona de igual sexo.