La tendencia en nuestro país es buscar empleo en el sector privado o público perpetuarnos en el trabajo y esperar la jubilación como meta para un feliz descanso. No arriesgarnos mucho no incursionar en algo nuevo o diferente no buscar una segunda fuente de ingreso honesto. Terminamos haciendo las mismas actividades durante años de años pero esperamos o soñamos con un gran cambio en nuestras vidas. Para mejor comprensión nos lavamanos los dientes con la misma mano desde pequeños y nunca le dimos la oportunidad a la otra mano que también pueda incursionar utilizando el otro hemisferio cerebral. En el mismo sentido se habla bonito del apoyo a los emprendedores o visionarios pero cuando se aterriza el tema las instituciones le indican al soñador que deberá tener el “negocio” mínimo un año establecido. La juventud bien portada y estudiada no tiene una verdadera oportunidad para apuntalar financieramente sus ideas o proyectos con tasas de interés inferiores al 5% y con una capacitación financiera, tributaria y de ventas como un solo producto bancario. Si esta juventud con neuronas impecables no se la apuntala a tiempo el Ecuador no se expandirá en todos sus ejes. Ningún país crece solo con empleados públicos o privados se requiere materializar sueños de emprendedores apuntalar a los microempresarios con un apoyo real al sector productivo y no como ente controlador castigador. El ecuatoriano deberá desaprender para aprender nuevos hábitos de eficiencia, visión 360 grados y salirse del confort de la miseria perpetua. Aspiro y espero como ecuatoriano colaborar desde mi círculo de influencia en la rectificación del timón del país.